Como cantarinamente lo avisa su título, en el último libro de Amir Hamed cobran vida las historias de hadas y de ogros, de hados y de ogresas, de hechizos y de encantos.
En su tapa, rojo contra negro, un Nosferatu mudo y literario –el que filmó Murnau en 1922– estampa su perfil de ave sigilosa, justo antes de entrar en la habitación de Mina Morris y de que su sombra se pose sobre la durmiente, justo antes de atiborrarse hasta el alba con la muchacha que se da en sacrificio. Porque en los finales de esa larga y viajera estirpe de seres con encantos que nos dejan en suspenso, cabe el conde Drácula, señor de la peste, soberano de una corte de ratas y de insectos, amo encantador de un mundo que vela.
Y a seguir las tramas de ese linaje feérico se entrega Amir Hamed en este libro cuya eficaz be...
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