En el Barrio Latino de París, la célebre editorial Prensas Universitarias Francesas (Puf) ha abierto una novedosa librería –llamada La Librairie des Puf, justamente– con una propuesta muy particular. La Espresso Book Machine consiste en una gran innovación en tecnología editorial, y permite imprimir libros, a pedido, en cinco minutos. El usuario llega, elige un título de los que hay en el extenso catálogo, se toma un café y… ¡voilà!, obtiene su libro recién impreso, aún calentito. En su nombre, la Espresso refiere a la inmediatez de la gestión, tan diligente como la expedición del célebre café italiano.
Y no vaya a pensarse que por ser fabricados en el acto los libros son de mala calidad. Según cuenta el exigente bibliófilo Guillermo Schavelzón en su blog, los libros están hechos con buenos materiales, vienen provistos de tapa y contratapa y cuentan con una encuadernación más que decente. La única diferencia por el momento con los libros corrientes es que carecen de solapas, pero quizá sólo sea cuestión de tiempo lograrlo, basta que la tecnología mejore en ese sentido. Más grande que una fotocopiadora pero lo suficientemente pequeña como para ser ubicada en el centro de una habitación estándar, la máquina se conecta por Internet a un servicio centralizado de almacenamiento y búsqueda de datos, de modo que cuenta con un catálogo virtual de 5 mil libros de la propia editorial, más 3 millones de títulos de dominio universal, a disposición del usuario. Un libro de 220 páginas demora siete minutos en ser impreso.
Estas máquinas también han comenzado a funcionar en librerías de Canadá, Estados Unidos, Italia, Japón, Egipto, Filipinas, República Dominicana y Países Bajos, y en bibliotecas de campus –las que funcionan dentro de las universidades– de Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica. El costo de una de estas máquinas es de 170 mil o 180 mil dólares, pero Xerox, la empresa que las comercializa, asegura que en un par de años el usuario puede recuperar la inversión.
La instalación de estos dispositivos en librerías supone una revolución en cuanto a la existencia histórica del libro físico: basta pensar en el cambio radical que supone eliminar el desperdicio generado por los libros que no se venden. Al imprimirse sólo los libros que van a ser inmediatamente comprados, se eliminan los problemas de disponibilidad –siempre estarán los libros que pueden verse en los catálogos– y la limitante que encuentran todos aquellos títulos que nunca son editados porque se duda en un principio acerca de su rentabilidad (de autores independientes o de culto, que no justifican un tiraje). Si un escritor quiere sacar tan sólo un par de copias de su libro, puede subir su obra a la red de On Demand, e imprimirlo desde cualquiera de estas máquinas. Por el momento los libros en La Librairie des Puf cuestan lo mismo que cualquier otro, y mediante su compra se lleva a cabo el pago correspondiente de derechos.
Según Le Monde, se trata de “la revancha del papel sobre el libro electrónico”; también se habla de los beneficios ecológicos que podrían lograrse al imprimir solamente a demanda. Como toda innovación de este calibre, habrá gente que al ver sus intereses amenazados se pondrá radicalmente en contra, y por tanto correspondería ser prudente en cuanto a juicios prematuros. Lo cierto es que la Espresso Book Machine llegó para quedarse, y ha impuesto su presencia ineluctable.