Según un informe del Banco Mundial sobre la pérdida y el desperdicio de comida, entre un cuarto y un tercio de los alimentos que son producidos en el mundo son desechados. Las cifras son más chocantes si se observa el contraste entre lo que se desperdicia en los países desarrollados (menos de 1.000 millones de habitantes que despilfarran el 56 por ciento de los alimentos que se tiran) y en el resto, los otros 6.000 millones de habitantes que tiran el restante 44 por ciento de lo descartado. Según El País de Madrid, la superficie de suelo necesaria para producir los volúmenes de alimento que se tiran equivale a la de Canadá e India unidas. Según otro informe entregado en 2012 al Parlamento Europeo por el socialista italiano Salvatore Caronna, cada habitante de la Unión Europea arroja a la basura un promedio anual de 179 quilos de comida en perfecto estado.
Pero no sólo el consumidor final es responsable del derroche; los mismos supermercados desechan inmensas cantidades de alimentos. Hace tres años el gobierno francés anunciaba su intención de reducir a la mitad el despilfarro de comida para 2015. Ahora, a partir de una enmienda a la ley de transición energética, la Asamblea Nacional de Francia dictaminó con apoyo unánime que desde el 1 de julio los supermercados cuyas superficies superen los 400 metros cuadrados deberán donar, compostar o utilizar como ración para animales los alimentos sobrantes. Los supermercados tienen que donar la comida en buen estado a Ong que asisten a personas pobres, y en los casos de productos vencidos, utilizarlos como alimentos de animales o para la fabricación de compost.
Como se trata de un tema que no se termina en estos ámbitos, la iniciativa supone un primer paso para un compromiso mayor, que pretende involucrar además a toda la cadena de producción y distribución alimentaria. Otro punto importante de la ley será el de concientizar en las escuelas acerca de la necesidad de controlar el consumo de alimentos.
Los objetivos más importantes de la ley de transición energética son, entre otras cosas, reducir el consumo de energía, promover las energías renovables (transporte eléctrico, reestructura del parque inmobiliario), limitar el uso de la energía nuclear y combatir la obsolescencia programada.