Contó un allegado a Emmanuel Macron que apenas se conocieron los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, el domingo 9, en las que su partido, Renacimiento, fue más que duplicado en votos por la extrema derecha, el presidente francés le anunció que estaba listo para lanzar «una granada» que destruiría a todos sus adversarios. Al día siguiente, Macron disolvió el parlamento y convocó a elecciones legislativas anticipadísimas, en el plazo menor que le autorizaba la ley: tres semanas. La idea era clara: ante una izquierda y un progresismo atomizados, y una derecha tradicional reducida a su mínima expresión, él y los suyos aparecerían, una vez más, como la única barrera a la ultraderecha, captando votos mucho más allá de sus fronteras.
La fórmula le había sido eficaz para ganar la p...
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