Los signos se acumulan: leyes cada vez más represivas, violencia policial que se agudiza, ilegalización de movimientos sociales por el solo hecho de oponerse a las políticas del gobierno, prohibición de manifestaciones, asimilación a actos terroristas de formas de protesta tan inofensivas como los cacerolazos, persecución de las disidencias en las universidades, ataque a instituciones estatales de contralor del Ejecutivo, tensión al máximo de los mecanismos parlamentarios para aprobar una reforma como la jubilatoria, rechazada masivamente… ¿La Francia macroniana estará encajando en esa categoría periodístico-politológica de «democracia iliberal», popularizada a fines de los noventa desde Estados Unidos para definir a regímenes que en el papel se ajustan a las características de las democra...
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