Todo surgió con una primera foto del torero Francisco Rivera, “Paquirri”, toreando una vaquilla, herida y de gran tamaño, mientras carga en su brazo libre a su hija de cinco meses. La imagen, difundida a través de Instagram, provocó una furia generalizada e inmediata. Si ya de por sí los toreros son poco populares en el mundo virtual (seguramente tengan muchos más furibundos antagonistas que fanáticos), con el gesto el hombre se ganó un vapuleo infinito. Junto a la foto, el Paquirri señalaba: “Mi abuelo toreó así con mi padre. Mi padre toreó así conmigo, y yo lo he hecho con mi hija Cayetana y ahora con Carmen”. A continuación los insultos, las amenazas de muerte y las denuncias se hicieron oír, y el defensor del pueblo y del menor en Andalucía, abrumado ante un aluvión de peticiones, declaró a través de un twit su rechazo a lo que muestran las imágenes, aclarando que tomará cartas en el asunto.
Pero si ya parecía que el Paquirri calificaba como el padre más descerebrado del mundo –cuya maniobra superaba incluso al episodio de Michael Jackson con su hijo en un balcón–, lo que sucedió el pasado martes superó toda capacidad de asombro: en solidaridad con el susodicho, más de media docena de sus compañeros de profesión subieron a las redes fotos de sí mismos en situaciones similares, cada cual toreando vaquillas, con sus respectivos hijos en brazos. “Que me denuncien a mí también”, escribía uno de ellos, “Mi apoyo al Paquirri, disfrutando de una experiencia inolvidable”, señalaba otro. Algunos aparecen en el mismo cuadro con el animal, otros, menos inconscientes, solamente enseñándoles a sus hijos a usar la capa o caminando junto a ellos en la plaza de toros, ataviados con sus trajes de matador. La Unión de Toreros también manifestó su apoyo a Rivera mediante un comunicado de prensa en el que achaca los ataques a “la campaña antitaurina que desde hace tiempo venimos soportando”. Señalan que “prácticamente todos los toreros” vivieron esta tradición, ya sea toreando con su hijo en brazos o “siendo el niño” en cuestión.
Lo cierto es que todo parecería indicar que los servicios sociales se verán sumamente ocupados los próximos días, y en esta ocasión los animalistas estarán de parabienes, habiéndose aliado con toda persona dotada de parámetros mínimos de criterio y responsabilidad. n