El lugar marginal desde el que Nuño Pucurull desarrolló su actividad creativa fue mudando, pero nunca alcanzó la corriente principal –ni siquiera cuando la exposición antológica del Subte1–. Siempre se ramificó, bifurcó y siguió lateralizándose. Fue de niño en San José cuando se acercó al arte y estudió con Hugo Giovanetti, más adelante con Guillermo Fernández, Pepe Montes y con Eduardo Díaz Yepes. También recibió nociones de cerámica –de barro– con Eva Díaz. Procuró crear en la cárcel durante los años de reclusión en la dictadura (1972-1985). A veces lo logró. También probó suerte con el grabado (Nelbia Romero), con la fotografía (Jorge Gurovich, Héctor Borgunder), con la escritura, en distintos domicilios y a través de diferentes registros. Buscó darle caras nuevas a las cosas viejas: in...
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