Las proyecciones organizadas por la IM, Locaciones Montevideanas y la Sala Zitarrosa comenzaron hace varios días, y ayer tuvo lugar el estreno de El libro de Lila, coproducción colombiano-uruguaya en la que participó el estudio Palermo Animación, el mismo que produjo Anina y trabajó en la animación de otras tantas producciones uruguayas, como los documentales Roslik y el pueblo de las caras sospechosamente rusas y Manual del macho alfa. La película no sería tal sin el apoyo y la colaboración del estudio uruguayo, que hizo la conceptualización artística, el diseño de personajes, de escenarios y de los mundos desplegados. Alfredo Soderguit (director de Anina) dictó incluso talleres para el equipo de producción y animación colombiano, compartiendo con ellos el aprendizaje incorporado durante su experiencia en la animación independiente. Esperamos que vuelva a estrenarse pronto en nuestro país.
Pero hoy hay otros platos fuertes: a las 16 horas en la Zitarrosa se proyecta la hermosísima La canción del mar,1 del director irlandés Tomm Moore (el mismo de la también notable El libro secreto de Kells) una lograda coproducción europea (participaron Irlanda, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo y Francia) que estuvo nominada al Oscar y llevó premios en una decena de festivales.
Centrada en la relación de un niño y su hermana menor, la película retoma antiguas leyendas célticas irlandesas, y se trata de una animación tradicional en la que cada fotograma recuerda a los más esmerados libros de cuentos ilustrados, aquellos libros-objeto que dan ganas de acaparar. El niño protagonista está harto de esa hermana menor omnipresente y muda que, para colmo, nació al mismo tiempo en que su madre desapareció. Pero el mutismo de la niña tiene una explicación: es nada menos que una selkie, criatura del folclore local semejante a las sirenas, con la diferencia de que al entrar en contacto con el agua se convierte en una resplandeciente foca blanca. Cuando la abuela se lleva a ambos niños de la costa en la que viven y los interna en su casa en Dublín, ambos escapan emprendiendo la aventura en su regreso a casa. Se trata de una animación sumamente disfrutable para niños y adultos, aunque por su ritmo relajado no es recomendable para los críos más grandes o inquietos.
Si bien La canción del mar fue multipremiada como pocas, aún más lo fue la francosuiza La vida de Calabacín2 del director suizo Claude Barras, nominada también al Oscar pero ganadora de los Globos de Oro, los César, así como en festivales de la talla de San Sebastián, Melbourne, Bafici, Varsovia y Annecy, además de obtener una aprobación crítica casi absoluta. Va el sábado, también a las 16 horas en la Zitarrosa, y relata la historia de un niño cuya madre fallece repentinamente y va a parar a un hogar de acogida, un sitio que en un principio puede parecerle hostil, pero que de a poco va dando muestras de ser un mundo en sí, con personajes entrañables y hasta luminosos. Este cronista no pudo verla aún, pero las reseñas al respecto son, en general, exultantes: se habla de una expresividad absolutamente atípica, sobre todo considerando que los personajes están logrados mediante la técnica del stop-motion (figuras de plasticina, fotografiadas cuadro por cuadro), de una historia tierna, delicada y sumamente emotiva.
Visto y considerando que ambas películas son proyectadas sólo una vez, corresponde no perdérselas.
- Song of the Sea, (Tomm Moore, 2014).
- Ma vie de Courgette, (Claude Barras, 2016).