Se trata de una ópera prima absolutamente novedosa. No sólo por ser una de las películas argentinas más inteligentes y divertidas de los últimos tiempos, sino porque además se permite jugar y valerse de premisas cinematográficas atípicas. Adriano Salgado, su director, logró una hazaña impensable: que un largometraje sin movimientos de cámara y con un solo plano fijo en el interior de un apartamento (aunque la existencia de un fundido a negro, cerca del final, dé cuenta de la existencia de un único corte) sea además un relato ágil, con diálogos hilarantes, dotado de tan sólo dos personajes sumamente atractivos –las brillantes actuaciones de María Ucedo y Yanina Gruden son bazas que juegan fuerte–. En su interacción, y con la excusa de una entrevista de trabajo, ambas protagonistas le van ag...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate