Merry Freaksmas es el nombre de las convenciones “frikis” con temática navideña que han estado realizándose en Montevideo desde hace ya tres años. El evento reúne varias culturas e identidades que comparten un espacio de aceptación y fanatismo. Entre ellos hay gente disfrazada cuyo hobby es más importante de lo que parece.
Flashes, cantos, gritos de felicidad, bailes, músicas en idiomas indescifrables, padres que no entienden qué está pasando y mucha, mucha gente disfrazada que deja anonadado a cualquier uruguayo que venga del súper o de la facultad: estos son aspectos que no pueden faltar en ningún evento friki como el Merry Freaksmas, de la organizadora Friki Fest, que se realizó el 16 de diciembre en el Ateneo de Montevideo.
La palabra “friki” puede sonar denigrante para quien no está acostumbrado a relacionarse con la gran cantidad de personas que usan este término como autodenominación. Quien no conoce este variado ambiente puede sorprenderse por la cantidad de culturas que se reúnen en estas convenciones. Las aficiones que allí se juntan son tan únicas como originales.
Los eventos cuentan con concursos de dibujo y de karaoke, con lugares donde se comparten lecturas, y con sectores donde se celebran las culturas orientales. También se hacen concursos de bailes de k-pop (pop coreano, la última moda), y concursos de drag queens.
Este mix de personajes y pasiones da a entender que el espacio friki es un lugar donde todas las culturas alternativas e identidades son bienvenidas, y no sufrirán la discriminación que podrían encontrar en otro tipo de espacio.
Al entrar a un evento friki se puede apreciar una variedad de puestos con mercancía de diferentes películas, series, dibujos, cómics, mangas y animés (estos últimos dos son característicos de la cultura japonesa, un país que se hace presente gracias a su contribución a la animación y a la cultura, tan celebrada por sus fanáticos).
El animé es un tipo de animación japonesa que puede ser apreciado en programas populares como Pokémon, en que los personajes tienen grandes ojos y peinados estrafalarios, y que sirve de inspiración a la mayoría de los cosplayers que abundan en estas convenciones y que son un aspecto esencial a destacar. La palabra en inglés cosplay deriva de costume (disfraz) y play (actuación o interpretación). Por ende, alguien que tiene el cosplay por hobby se dedica a vestirse como sus personajes preferidos y a interpretarlos durante todo el tiempo que dure la convención.
Las interpretaciones varían según la decisión del cosplayer, el cual es usualmente perseguido para sacarse fotos con él. Durante este proceso de encuentro con los otros asistentes del evento el cosplayer posa y caracteriza a su personaje con muecas o expresiones. Si quien pide la foto es muy joven, se verá al cosplayer más inmerso en su actuación, llegando a hacer que el niño crea que conoció y pudo abrazar (o hasta pedirle un autógrafo) a su personaje favorito.
Quienes practican este arte prestan especial atención al detalle, y se preocupan por replicar todos aquellos accesorios, armas o características que distinguen a los personajes que interpretan. No es raro que la confección de un único traje lleve hasta seis meses, ya que su complejidad puede sobrepasar el nivel de un vestuario teatral o cinematográfico. Por ejemplo, las armas y accesorios enormes que pueden llegar a hacerse utilizando goma eva, cascola y pintura podrían sorprender al mismísimo Guillermo del Toro.
Ver a Naruto o a Ryu, del videojuego Street Fighter, caminando por la calle, puede no ser lo que muchos llaman “normal”, y el cosplayer lo sabe, pero tampoco tiene la ilusión de ser ese personaje toda su vida. En las convenciones, los cosplayers usualmente deben explicarles a aquellos nuevos participantes, o personas ignorantes del ámbito, que ellos no tienen fantasías extrañas ni están viviendo en un mundo de irrealidad, sino que la mayoría trabaja o estudia como cualquiera, y que en realidad pasan unos pocos días al año disfrutando de un sano pasatiempo. Dicho pasatiempo, en países más grandes, puede llegar a ser una fuente de ingresos para el cosplayer, pero por ahora los uruguayos debemos conformarnos con ganar concursos regionales y asistir a eventos mundialmente reconocidos, representando a Uruguay con trajes fabulosos cuya exhibición puede llegar a incluir un meticuloso trabajo de luces, coreografía, escenografía y coordinación.