El 19 de noviembre de 1986, en un restaurante de Nueva York, tuvo lugar un almuerzo entre los jefes de las cinco familias mafiosas de la ciudad. En la mesa estaban Paul Castellano, de la familia Gambino; Anthony Salerno, de la familia Genovese; Carmine Persico, de la familia Colombo; Anthony Corallo, de la familia Lucchese, y Philip Rastelli, de la familia Bonanno. En la tradición italiana, es frecuente brindar diciendo: «Cent’anni!» (100 años), para desearles a los familiares y amigos cercanos una buena vida. Ese almuerzo no fue la excepción. Los cinco jefes levantaron sus copas y dijeron: «Cent’anni» al unísono. Chin chin. Esa misma mañana habían sido condenados a 100 años de cárcel por cargos de extorsión, asesinato y crimen organizado.
El célebre juicio de la Comisión de la mafia (Comm...
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