Las dramaturgas Lucía García (también directora de la puesta en
escena) y Carla Larrobla se proponen el desafío nada menor de poner en el
centro de la discusión el rol del liceo y, a través de esa consigna, invitar al
espectador a cuestionarse y repensar el rol de la educación. Desde el programa
de mano, que simula una libreta de calificaciones de profesor de secundaria, se
adelantan las intenciones reflexivas de la puesta y el intento por involucrar
al público. En su puesta anterior (Falta grave), donde recreaba una
asamblea de una cooperativa de viviendas, la directora también se interesaba
por un tema cotidiano y colectivo. Allí el público era invitado a intervenir y
decidir sobre lo que se discutía; en Sala de profesores la cotidianidad
atraviesa a la propia directora (Lucía García es ...
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