En entrevista con el diario Folha de São Paulo, Rousseff desafió a los dirigentes de la principal formación política de la derecha, el Psdb, que el pasado fin de semana reeligió como líder al senador y ex candidato presidencial Aécio Neves. “No voy a renunciar, no voy a caer”, repitió Rousseff, luego de que en el congreso del Psdb se dijera que a la presidenta le quedan apenas unos meses de mandato y que antes de fin de año “seguramente ya no estará”. Hubo dirigentes del Psdb que llegaron a insinuar que Dilma se había llenado personalmente los bolsillos con la trama de corrupción descubierta en la empresa estatal Petrobras. Rousseff no descartó denunciarlos por calumnias ante la justicia.
“El otro día postearon que yo había intentado suicidarme, que estaba traumatizadísima. No apuesten a eso. Yo viví algo cien mil veces peor cuando estuve presa y fui torturada. Si no quise suicidarme cuando querían matarme, ¿por qué habría de hacerlo ahora? (…) No quieran comparar a la actual disputa política con la tortura. Esto es parte de una lucha para construir un modelo de país”, dijo también la presidenta, recurriendo a un tono fuerte al que no ha acostumbrado a la opinión política brasileña, un punto que Lula le critica.
El Grupo Brasil, que reúne a militantes de movimientos sociales y del PT, el Partido Socialismo y Libertad y el Partido Comunista, que intentan organizar un frente de izquierda, divulgó un manifiesto en el que rechaza la intentona golpista y defiende la permanencia de Rousseff hasta el fin de su mandato, el 1 de enero de 2019. El manifiesto fue luego suscrito también por el Pmdb, el Pdt, el Partido Socialista y el PR.
Otro terreno en el que la oposición está situando su guerra contra Rousseff es el judicial. El Tribunal de Cuentas de la Unión está analizando las cuentas del gobierno, en las que encontró, en primera instancia, irregularidades. Si las cuentas no fueran aprobadas, la oposición iría ante el Congreso, donde ambas cámaras están presididas por dirigentes del Pmdb críticos con el gobierno: Eduardo Cunha en Diputados y Renan Calheiros en el Senado. Los dos políticos, investigados por corrupción, tienen interés en la caída anticipada de Rousseff, por distintos motivos. Cunha, porque en caso de que la presidenta fuera destituida le corresponde ejercer la presidencia del país por un período de tres meses, hasta la convocatoria a elecciones anticipadas. El Psdb ve con buenos ojos esta movida, así como otros sectores de la oposición, pero no sería apoyada por una mayoría suficiente de votos. “Lo que está haciendo el Psdb en complicidad con la prensa, que se autodenomina como partido político, es criminalizar al PT y al gobierno. Eso se llama golpe”, dijo en el Congreso esta semana el senador Humberto Costa, coordinador de la bancada oficialista, al lanzar la contraofensiva para frenar los embates opositores.