Zingabeat, DJ referente de la escena funk y afrobeat, conversó con Brecha sobre las particularidades de su recorrido geográfico y musical, que lo trajo desde el sur de Italia hasta Montevideo y que el domingo pasado lo llevó hasta el Festival Internacional de Afrobeat en Buenos Aires.
El DJ y productor italiano Leo Ferraro (mejor conocido como Zingabeat) vive rodeado de aproximadamente 500 vinilos, aunque la cifra va en aumento, según confiesa. Su colección abarca épocas, géneros y latitudes, cubriendo varios rincones de su casa, pero hay un disco especialmente destacado en lo más alto de una repisa: una edición italiana del Magic Time (1977), de Opa, con dedicatoria especial de Ruben Rada. Cuando Zingabeat llegó a Uruguay en 2012 su plan era quedarse a lo sumo un par de meses. La visita se extendió tanto que Montevideo se convirtió en su casa. El descubrimiento de Opa lo llevó a versionar “Montevideo”, tema por el que ganó el premio Graffiti a mejor remix en 2014. El siguiente desafío para Zingabeat fue hacerse con una copia en vinilo del álbum que contenía esa canción. Paradójicamente, fue imposible conseguir el disco en Montevideo, y su pesquisa lo llevó de nuevo hasta Italia, a la tienda de discos de un amigo, en Perugia, donde encontró el ejemplar que terminó firmándole Rada. “Cuando vine a Uruguay me enamoré de varios aspectos de este país, y uno de ellos fue la música: las influencias africanas del candombe, así como otros elementos folclóricos, o la murga”, dice Zingabeat en conversación con Brecha. “La época de Opa es alucinante por las influencias afroamericanas y africanas que tiene. Cuando descubrí eso quise hacer un homenaje a la ciudad que me estaba hospedando y versioné ‘Montevideo’, de atrevido, porque es un tema que tiene vida propia y se mantiene joven en cualquier momento.”
La anécdota resume perfectamente el itinerario de Zingabeat y el significado de su álter ego: “zíngaro” remite a los pueblos gitanos y nómades, mientras que beat aporta la referencia universal al ritmo y el pulso. “El viaje es un elemento fundamental, el viaje de investigación pero también el viaje musical. Yo me imagino a este álter ego como un nómade del groove, un personaje que se va moviendo a través de los rincones del mundo en busca de ritmos”, explica. Nacido en Morano Calabro, un pueblo ubicado en la provincia sureña de Cosenza, en el empeine de la bota italiana, Zingabeat llegó por primera vez a Uruguay en 2008 como parte de un viaje por Sudamérica, y volvió en 2010 para trabajar en talleres con niños y adolescentes junto a una Ong. La música fue lo que en 2012 lo trajo de vuelta y lo convirtió en uno de los referentes de la movida funk, disco y afrobeat local hasta hoy. Aunque en Italia se desempeñaba sobre todo como percusionista, en Montevideo definió más su papel como DJ. “Es una investigación sobre la música étnica, sobre los ritmos del mundo, con gran influencia latina y africana, en general de toda la música negra”, dice sobre su proyecto. “El funk me encanta a nivel ideológico y conceptual, por el tema de la liberación y la movida política a la que está relacionado. Siempre tiene una fuerte influencia africana, y de hecho cuando volvió a África se transformó en afrobeat. Todos los géneros que voy explorando tienen una raíz africana y están relacionados con el ritmo, la liberación y el goce.”
Zingabeat es residente de Funktastic, que se realiza todos los miércoles durante cuatro horas en el bar El Farolito, así como también de las fiestas Funkability y ¡Vinilísima! Ha pasado por eventos como la fiesta Brookl&n o el ciclo Museos en la Noche, entre muchos otros, presentándose con frecuencia en escenarios de Italia, España, Cuba, Brasil, Chile y Argentina. Recientemente fue telonero del legendario baterista nigeriano Tony Allen (en febrero, en el Niceto Club, de Buenos Aires) así como del cantante brasileño Ney Matogrosso (en mayo, en el Auditorio Nacional del Sodre). Parte de su música puede encontrarse en Internet, destacándose su remix del tema “Estoy contento, nena”, de Claudio Taddei, junto a Rada, y su composición original “Vento migrante”, incluida en el compilado Donde estaba el Tren Fantasma (Ouzo, 2015), que da cuenta del panorama actual del funk, el hip hop y otros estilos alternativos locales. La semana pasada realizó una gira por Buenos Aires y Rosario, y el domingo se presentó en el Festival Internacional de Afrobeat (Fela), en el Gorriti Art Center. Zingabeat tiene la capacidad de moverse por escenas en ocasiones muy distintas, manteniendo siempre su estilo con un pie en la música étnica y los ritmos bailables. “Trato de preparar el set para cada lugar al que voy. En Funktastic son cuatro horas todos los miércoles. Trato de generar un clímax, empiezo con un Bpm bajo para ambientar y luego ir subiendo, dejando que baje en la última hora. Intento variar para no repetirme, aunque hay elementos que propongo y que me identifican. Alguien que va todos los miércoles sabe más o menos lo que voy a pasar. Pero me gusta sorprender. Armo una selección con posibilidades y en el momento voy eligiendo en función del público, siguiendo mi estilo, sin caer nunca en lo comercial.”
Pero la tarea del DJ tiene dos caras: una es visible y ocurre sobre el escenario, mientras que la otra tiene lugar en tiendas de vinilos usados, en su estudio casero y a toda hora. La inquietud por el ritmo pone en marcha un estado constante de atención a los sonidos, y luego esa música reunida a partir de diversas fuentes pasa a formar parte de su set en vivo. “El rol del DJ es, sobre todo, investigar, buscar, seleccionar, proponer y compartir. Pero además de todo eso tiene que haber una pasión infinita por la música. Por lo menos en mi caso es un modus vivendi, una forma de vivir, desde que me despierto hasta que me voy a dormir hay música transitando en mi día, es la banda sonora de mi vida. También es una forma de sanarme. Si los domingos voy a la feria a buscar un vinilo sé que me va a ayudar a mejorar mi día. Se trata de escuchar mucha música, de buscar lo que pasó en las décadas anteriores y estar al tanto de lo que está por venir. Cuando compro un disco me paso escuchándolo todo el día, hasta que en un momento me digo: ‘Bueno, ta, ahora lo dejo tranquilo y vuelvo en otro momento’. No sé si es una enfermedad… para mí es todo lo contrario.”
Tanto la pesquisa musical como la mezcla en vivo se dan, en el caso de Zingabeat, en formato analógico y digital. En tiempos de auge digital y revival del vinilo, para el DJ italiano ambos tienen sus particularidades. “El formato digital te permite encontrar mucha más música fácilmente. El vinilo es un formato que a mí me encanta por el hecho en sí de tener un objeto físico, una obra de arte palpable. También es un tema de calidad, tiene un sonido más orgánico, aunque es un gusto caro. Pero el valor de pinchar un disco va más allá de las técnicas, el disco en sí tiene historia y vida. Si encontrás un disco grabado en los años setenta, tenés algo que vivió muchos años y que probablemente pasó por muchas manos. A veces das vuelta un vinilo usado y es una edición rusa. Es el mismo camino que estoy haciendo yo como persona. Teniendo la tapa de un vinilo, además, encontrás los temas, los productores, los autores y los músicos, cosas que con la música digital, en cierto sentido, se perdieron. Yo ahora gracias a eso estoy haciendo muchas conexiones entre sellos, productores y músicos que me permiten reconocer sonidos en común a lo largo del tiempo.” Una de las particularidades de Zingabeat como DJ es que suele presentarse acompañado de músicos que tocan sobre y junto a las pistas que va incorporando. Por esta performance han pasado percusionistas y cantantes, y actualmente lo acompañan Líber Galloso en el saxofón y Joaquín Mujica en la trompeta. “Es una propuesta que me divierte mucho porque el elemento musical en vivo transforma completamente las cosas y las lleva para varios lados.” Con este formato, Zingabeat realizará una presentación en estudio el 25 de octubre que será trasmitida por streaming en las redes sociales.