Nunca fui a La Habana - Semanario Brecha

Nunca fui a La Habana

Los agentes de viaje confirman que han sido muchos los que sintieron que había que visitar Cuba antes de que se llene de avisos de Coca Cola, los McDonald’s sustituyan a los restoranes familiares y los viejos autos dejen de circular por el Malecón.

Cuba

Yo también lo pensé, pero ahora los agentes de viaje confirman que han sido muchos los que sintieron que había que visitar Cuba antes de que se llene de avisos de Coca Cola, los McDonald’s sustituyan a los restoranes familiares y los viejos autos dejen de circular por el Malecón. La estampida de turistas hacia la isla fue la consecuencia más palpable del histórico anuncio de la reanudación de relaciones diplomáticas entre el gobierno de Obama y el de Raúl Castro. Según un operador turístico de Nueva York, las reservas de viajes a La Habana aumentaron en enero 57 por ciento, en febrero 187 por ciento, y en lo que va de marzo 250 por ciento.
Hace décadas Ernesto Cardenal escribió su testimonio sobre la Cuba revolucionaria en un libro: En Cuba (1972), en el que celebraba que en lugar de los carteles de propaganda de las sociedades capitalistas, los anuncios cubanos retratasen a los héroes de la revolución. Recuerdo el desconcierto que me inspiró su entusiasmo, pero no es raro que la atención a la publicidad fuese un patrón para medir la excepcionalidad del paisaje y el destino cubanos. Cardenal, que ha sido un poeta atento a las simbologías de la cultura de masas, también hablaba en su libro de los vanos intentos cubanos en fabricar Coca Cola autóctona. Ahora todos esos asuntos regresan y disparan expectativas dispares. Un artículo reciente de La Nación mencionaba las de jóvenes cubanos que esperaban la posibilidad de un acceso mayor a Internet y la de un joven inglés que decidió visitar Cuba antes de que se convierta en “otra Florida”.

Donde alguna vez se pudo hablar de “turismo revolucionario” en un sentido crítico, hoy éste ya no es cosa sólo de intelectuales sino de un público general que se combina con quienes van sobre todo por las playas, y la suma de motivos hace del turismo uno de los recursos más importantes de la economía cubana, con 3 millones de visitantes anuales según cifras oficiales. El incremento provocado por las nuevas relaciones con Estados Unidos supone sobre todo un cambio cuantitativo. Estiman que un millón y medio de estadounidenses estarían preparados para viajar a la isla si se liberan los impedimentos que son parte del bloqueo. Hasta ahora los canadienses lideran el turismo extranjero. Cuba no está en condiciones de recibir esa renovada avalancha. Los restoranes familiares no tienen ya una mesa libre y se dice que este marzo no hay una cama disponible en La Habana Vieja. Pero la remodelación del aeropuerto bien puede ser una señal de que están preparándose para ampliar el cupo. El turismo difícilmente se detenga, aunque es probable que el tipo de viajeros cambie y las razones para llegar a Cuba también.

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