Cada lata de refresco tipo “cola”, contiene 40 gramos de azúcar; bastante más que los 25 gramos diarios que la Organización Mundial de la Salud (Oms) considera como límite ideal para una buena dieta. En la medida en que el consumo de estas bebidas sigue creciendo, convirtiendo a la obesidad en una auténtica epidemia en algunos países, las autoridades estudian dos tipos de medidas: aumentar los impuestos o imponer carteles similares a los que alertan que el tabaco produce cáncer.
Dos de las principales empresas del sector, Coca Cola y Pepsi, aportan sumas millonarias a Ong y servicios de salud para colaborar en la lucha contra la obesidad, y de paso mejorar su imagen. El objetivo es que las “ayuden” a luchar contra los anunciados impuestos a las bebidas. Es que las cosas van de mal en peor: uno de cada tres estadounidenses es obeso y siete de cada diez tienen sobrepeso. Como alertan dos investigadores de la Universidad de Boston, Daniel Aaron y Michael Siegel, al decir “nosotros somos socios de organizaciones de salud, la industria de las bebidas gaseosas crea la impresión de ser parte de la solución” (El País, 13-VIII-16).
Coca-Cola destina 120 millones de dólares desde 2010 a “apoyar” a asociaciones de lucha contra la obesidad. Pero los efectos están a la vista. La Ong Save The Children, que recibió de las dos empresas 5 millones de dólares en 2009, al año siguiente dejó de lado su lucha por la instauración de un impuesto a las bebidas azucaradas, que había sido impulsado por la Oms.
La Coca Cola asegura que el dinero que aporta a casi cien entidades es en realidad “colaboración a congresos científicos”, eufemismo que asimismo utiliza la industria farmacéutica para promover a aquellos médicos que se destacan recetando medicamentos de los laboratorios que luego les financian pasajes (y vacaciones) al invitarlos a eventos de ese tipo. Un estudio realizado en España en 2013 reveló que Coca Cola y otras empresas financian estudios científicos que “aseguran que no hay pruebas suficientes de que los refrescos azucarados sean causantes de obesidad”.
Una pregunta queda en el aire. Los orientales, tan solícitos a la hora de combatir el tabaco (causa noble por cierto), ¿vamos a tomar alguna medida sobre las bebidas colas o esperaremos a que el Primer Mundo nos siga marcando el camino?