La historia del pensamiento literario es también la historia de sus soportes. Tradiciones orales, manuscritas, impresas o digitales se corresponden, cada una, con una forma diferente de pensar la expresión de la creación escrita.
A la Venecia del siglo XVII, señora de los mares y las rutas económicas, le debemos una serie de invenciones y denominaciones tan antiguas como sorprendentes. Sin ir más lejos, fueron los navegantes de La Serenísima quienes le dieron el nombre a la rosa de los vientos. Obsesionada con el dominio marítimo y la búsqueda de nuevas rutas comerciales, Venecia se convirtió rápidamente en una ciudad repleta de gentes diversas. Allí tuvo lugar el primer gueto de la historia, allí se refugiaban muchísimos perseguidos por la inquisición romana, además de intelectuales y comerciantes, y hasta un famoso artista veneciano que hizo de sus calzones largos una moda: el payaso Pantalón. En este mejunje, la industria del libro impreso (pocas décadas habían pasado desde el invento de Gutemberg) encontró su mercado perfecto. Pululaban los editores, los compositores y los literatos como Aldo Manuzio, conocido como “el Miguel Ángel de los libros”, que inventó en sus talleres el libro de bolsillo y la cursiva (o, justamente, itálica), y los polemistas y los pícaros, como Pietro Aretino, primer autor de verdaderos bestsellers ‒para la dimensión de la época‒, a partir de la publicación de sus cartas personales dirigidas a diferentes personajes de la Europa renacentista. Este pornógrafo, como lo llamaban sus detractores, extorsionaba a las personalidades de la época: les exigía un tributo por no aparecer en sus encendidas correspondencias.
La transformación profunda en los hábitos y las formas de la escritura y la lectura que esta época produjo en los siglos subsiguientes puede ser comparable a la que hoy atraviesa a la cultura escrita (o, más bien, ha terminado de atravesar), tras el empuje de las redes, lo digital, y ese breve y consabido etcétera relacionado con nuestro siglo. En esta travesía se inscribe un llamado de la editorial Planeta en Uruguay para participar de la confección de una novela a través de Whatsapp. En el marco de su 25 aniversario, la editorial seleccionará, a través de una plataforma web,1 a 25 participantes, que conformarán un grupo de Whatsapp destinado exclusivamente a escribir un libro.
Según anunció la multinacional, la novela va a estar dividida en cinco capítulos, cuya definición y acabado responderá más a criterios temporales que temáticos. Se destinarán diez días a trabajar en el grupo sobre el texto y las ideas; durante los siguientes diez, el coordinador del proyecto, el publicista y escritor Nicolás Alberte, se encargará de concretar la acción y escribir una versión dotada de coherencia, a la manera de los proyectos de gramáticas ambiciosas, en los que un académico se encarga de hacer confluir los estilos de cada lingüista implicado en la redacción.
Alberte, que ha publicado en Planeta su última novela, Te odio, eternidad, será el encargado de zurcir este Frankenstein de 25 partes. Consultado acerca de las ventajas y los desafíos de este modelo, recordó que el proceso no es nuevo: en las agencias de publicidad, por ejemplo, muchas veces las ideas se trabajan colectivamente y la noción de autor se diluye (dilución no exenta de problemas, tanto intelectuales como legales). Asimismo, recordó a las huestes de ghostwriters que escribieron el grueso de la obra de Alexandre Dumas (se le ha llegado a atribuir más de un millar de volúmenes) desde el anonimato.
Contrariamente al cadáver exquisito de los surrealistas, que se construye a partir de diferentes partes desconocidas por cada autor en el proceso, una novela forjada en un grupo de Whatsapp debería emerger de la exposición permanente y simultánea de todas las partes implicadas. En los primeros días de la convocatoria, que comenzó el 26 de mayo y estará abierta hasta el 21 de junio, se recibieron más de quinientas inscripciones. “Si bien es una convocatoria abierta, no creo que haya muchos escritores profesionales interesados en participar, sino más bien lectores de novelas mainstream”, supuso Alberte. “A mí me gustaría una historia carveriana y minimalista de Montevideo. Las características de la novela policial o romántica, que son los géneros predilectos de quienes se han inscrito hasta ahora, son difíciles de lograr con un grupo de trabajo tan grande.”
La novela será publicada a fin de año. Será cuestión de esperar a averiguar si nuestras más histéricas formas de comunicación son capaces de engendrar una novela que valga la pena… o de crear nosotros mismos otro grupo de Whatsapp.
1. www.planetadelibros.com.uy