Mientras a inicios de esta semana en Uruguay el gobierno todavía preparaba la llegada al país del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en el noroeste de Siria se intensificaban los bombardeos turcos al enclave kurdo Afrin. Ya habían muerto más de 60 civiles en la ofensiva que los turcos iniciaron el 20 de enero –y bautizaron Rama de Olivo (véase “El trueque de la Rama de Olivo”, Brecha, 26-I-18)–, cuando el martes se supo que el mandatario turco había “pospuesto” su visita al país, prevista para los días 7 y 8 de febrero para hablar con los uruguayos de ganado en pie. Para ese entonces las autoridades turcas también habían hecho un gran esfuerzo por mantener la moral bélica intacta: sumaron más de 300 detenidos “que hicieron propaganda terrorista en las redes sociales en relación con la operación (Rama de Olivo)”, según el Ministerio del Interior turco. Al menos cuatro de ellos eran periodistas, y según el partido prokurdo Hdp, también fueron detenidos más de 200 de sus miembros desde el 20 de enero.
En el país de los más de cien mil “purgados” de las instituciones estatales; de los más de cincuenta mil encarcelados acusados de estar asociados a organizaciones “terroristas”; de la mayor cantidad de periodistas encarcelados en el mundo y con cientos de medios clausurados, el “terrorismo” tiene una definición bien amplia. Y una mínima asociación a él consecuencias bien graves. Eso lo constataron por ejemplo los casi ciento cincuenta intelectuales y universitarios que a principios de este año fueron imputados de “apoyar al terrorismo” –arriesgando una pena de 7,5 años de cárcel– por haber firmado en 2016 una petición por la paz (véase “Noticias de otro planeta”,
Brecha, 12-VI-17). Entre los miles y miles de encarcelados acusados o condenados por delitos asociados al “terrorismo” en procesos judiciales dudosos se encuentran por ejemplo el presidente y la directora de Amnistía Internacional en Turquía, Taner Kiliç e Idil Eser.
El 9 de enero Erdogan prorrogó por sexta vez consecutiva, y por otros tres meses, el estado de emergencia gracias al cual desde mediados de 2016 dirige el país con mano de hierro.