El cuerpo pasó casi medio año descomponiéndose en la morgue: se les traspapeló. Se dieron cuenta de que seguía ahí cuando, al romperse un par de heladeras, tuvieron que hacer un relevamiento para liberar espacio. Allí sólo llegan los cadáveres de muertes violentas para que se les realice la autopsia y, en el caso de no ser identificados, se extraiga, además, la muestra para la prueba de ADN. La demora normal es de unos diez días, ya que la temperatura de las heladeras sólo retarda la descomposición, no la frena. Sin embargo, el cuerpo de Victoria, que entonces no había sido identificado, llegó en mayo de 2019 y la orden de entierro se emitió recién a finales de noviembre. Fue enterrada como NN los primeros días de diciembre en el cementerio de Atlántida, donde continúa, sin un nombre en la...
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