Voces de allá y de acá sobre la analgesia epidural
“No le entregues simplemente tu cuerpo a la medicina”, se escucha durante los primeros segundos del documental Parto orgásmico.* La misma idea subyace durante el resto de la película, que presenta la voz de profesionales estadounidenses de la salud y de madres y padres con la experiencia próxima o realizada de concebir a sus hijos. Una mujer abrazada a su pareja se mece sobre una pelota inflable. Son Tammi y Bill tres horas antes del nacimiento de su hijo. Esa madre ama estar al aire libre, le encanta tener sexo al aire libre, al menos uno de sus hijos fue concebido al aire libre. En su patio, recibe a Garrison.
“Nunca se me ocurrió que me dieran algo para el dolor. Creo que quitar el dolor impide la experiencia completa”, comenta la madre. Una educadora de partos habla sobre el “miedo (impuesto) de que todo lo que se vive durante el trabajo de parto es dolor. Eso es lo que culturalmente nos dicen hoy”.
Con testimonios más cercanos, pero también por la pantalla, Subrayado emitió una investigación sobre el “bajo” porcentaje de analgesias epidurales que se aplica en los trabajos de parto del Pereira Rossell (20 por ciento).** La cifra se compara con la del Hospital de Clínicas (40 por ciento) y la del Británico (70 por ciento). Como resultado, los ginecólogos y anestesistas consultados denuncian un atropello al derecho de las mujeres a parir sin dolor.***
Gilda Vera, coordinadora en Uruguay de la Red Latinoamericana y del Caribe por la Humanización del Parto y Nacimiento explicó a Brecha por qué está indignada con el argumento de esos profesionales: “No puede ser que la única vez que hablan de los derechos de la mujer en el parto sea para vender una anestesia. Que la mujer tiene derecho, sí, pero si tiene toda la información. Ahora, que traten de imponerla inventando cosas, eso es una falta de ética total”.
La partera sostiene que la única ventaja de la analgesia epidural, que es la ausencia del dolor, puede leerse también como una desventaja: “Cuando la mujer tiene el pujo, no lo siente. El canal de parto está dormido y no se ha ido preparando para abrirse. De allí el alto porcentaje de cesáreas y extracción por fórceps que genera”. Relata, además, que el primero en traer la epidural a Uruguay fue el Hospital Británico. En ese marco, la institución brindó un curso de capacitación, del que Vera participó: en esa instancia “no vi ni un solo parto normal, fueron todos por cesárea o con fórceps”.
La partera considera que “la tecnología en algunos casos ayuda mucho, pero el parto sigue siendo algo programado por el cuerpo de la mujer”, por lo que habla del juego hormonal que está presente en un parto sin intervenciones. En el documental varios profesionales complementan esa idea y esbozan la tesis de que “el secreto mejor guardado en cuanto a la reproducción es que se trata de una experiencia sexual. Todo lo que debemos hacer es observar las hormonas que están en juego en el proceso. No sólo se generan endorfinas sino también oxitocina, conocida como ‘la hormona del amor’”. Estos profesionales hacen hincapié en que “muchas veces las intervenciones que son usadas en la atención de la maternidad pueden reducir la liberación de estas hormonas en el cuerpo y hacer el parto menos extático y agradable, y realmente menos seguro para ella y su bebé”.
Entre los numerosos partos que registra el documental, los hay también en hospitales donde se suceden imágenes de mujeres embarazadas en sillas de ruedas, con batas y máscaras, suero y monitores. Una voz en off relata: “Cuando introdujimos el parto en el hospital hace décadas lo tratamos como si fuera una cirugía”. Una médica plantea que en el 90 por ciento de los partos no existe necesidad de intervenir, pero se generalizan al resto los mecanismos que sirven para un 10 por ciento de los casos. Otro médico alude a la Organización Mundial de la Salud (oms) y asegura que porcentajes de cesáreas por encima del 15 por ciento incrementan la muerte de madres durante el parto.
En este marco, Vera, al igual que los consultados para el documental, apela a desmitificar el dolor: “Cuando una terminación nerviosa en cualquier lugar del cuerpo es alterada, manda un impulso al cerebro y éste contesta con dolor. Eso es lo que pasa cuando el cuello del útero empieza a abrirse con la contracción. Pero si la mujer sabe por qué está sintiendo eso, desmitifica aquello de ‘voy a sentir dolor’ y lo trabaja con relajación y respiración. Si la mamá no está preparada, tiene todos esos miedos acumulados y además no respira porque nadie le enseñó. La falta de oxigenación hace que la contracción se relaje muy lentamente y la mujer tiene dolor durante todo el tiempo”. Para combatirlo, algunos profesionales practican “anestesias” naturales, como el baño de inmersión, el masaje, el acompañamiento de la familia.
“Aquí hay equipos que ignoran las recomendaciones que hace la oms –sostiene Vera– y también las normas de atención en el embarazo que se trabajaron con todos los colectivos y la academia en el anterior período de gobierno”: no a la horizontalidad, al enema, al rasurado, a la episiotomía, a la rotura prematura de membrana, a la inducción de rutina; sí a la hidratación, al deambular durante el parto, al apego inmediato. “Hay equipos que siguen haciendo lo que ellos quieren, y se escucha a los señores ginecólogos hablar sólo sobre el derecho a la epidural. Se violan los derechos de las mujeres embarazadas desde tantos puntos de vista que estamos trabajando en el marco del mes de noviembre sobre la violencia obstétrica, que sigue existiendo.”
Hacia el final del documental se ve un último parto, un parto orgásmico. La madre cuenta: “Después del parto estaba tan drogada… y para estar tan naturalmente drogada, fue porque no fui inhibida por ninguna hormona sintética u otras drogas. Fue fantástico”.
* De la directora Debra Pascalí-Bonaro, 2008, Estados Unidos. El documental fue exhibido en el marco de la Semana Mundial por el Parto Respetado en Ciudad de la Costa, Pando y Montevideo.
** Emitido el domingo 26 de mayo. Los videos están disponibles en la web de Subrayado.
*** La analgesia epidural o peridural “consiste en la inyección de anestésicos locales en el espacio epidural, adyacente a la médula espinal”. Fuente: Definiciones de medicina (www.definicionesdemedicina.com).