Peligra la siesta - Semanario Brecha

Peligra la siesta

Cambios de costumbres en Salto.

La siesta (1884), Ramón Martí Alsina​

“Cuchilar” se le dice en Salto a la siesta cortita. “Me via’ echar una cuchiladita y sigo”, frase casi universal al norte del río Daymán incluida en el Pequeño Diccionario Salteño.1 Los que saben de cuchilar no son muy exigentes en el cuándo y el dónde, pero sí conocen lugares ideales para hacerlo. Por ejemplo, los camioneros de la naranja tienen en la ruta 3 lugares especiales para abrazarse a Morfeo por un rato. Hay algunas reglas básicas del cuchilar que lo diferencian de dormir siesta: comúnmente es mejor un sillón que la cama, ni pensar en ponerse pijama (eso ya no es cuchilar), el atuendo es el mismo del día, salvo los zapatos que van al suelo. No se cuchila tapado. La cuchilada no es de sueño profundo; a la pregunta “¿te dormiste?”, la respuesta es un rápido “no” y puesta en pie inmediatamente si es necesario.

Las distancias se acortan, las costumbres se entremezclan y Montevideo e Interior se parecen. Tal vez más el segundo al primero. Pero hay tradiciones que todavía sobreviven y eso se nota cuando un capitalino llega a una ciudad del Interior e intenta hacer algunos mandados complejos a la hora de la siesta. Difícil encontrar un bulón de cabeza hexagonal al mediodía.

Horario cortado se le dice a esa estructura laboral en la que patrón y trabajador abandonan por unas horas su lugar de trabajo y se dirigen a sus casas a almorzar, llevar a los niños a la escuela y, si alcanza, una cuchiladita. No es un tema de clases sociales, los patrones también lo hacen, sólo que la resignan a veces por alguna gestión en el banco (que sí hace horario vespertino).

CAMBIO DE RUTINA. En Salto son las 12 del mediodía, en menos de diez minutos se vacía el centro de la ciudad, los cuidacoches como locos corren para que nadie se les escape. El horario cortado funciona por la poca distancia que hay habitualmente entre los hogares y los lugares de trabajo y la facilidad de acceso a una locomoción propia: actualmente hay más de 43 mil motos circulando en la ciudad (las estadísticas indican una moto y media por cada hogar). A las 14.30 se abren nuevamente los locales, así que esas dos horas y poquito tienen que rendir.

La llegada del shopping fue el primer elemento que distorsionó los horarios de los salteños, pero de eso pasaron más de 15 años y se puede decir que ya está integrado a la ciudad y se tolera. Ahora la amenaza de cambios se trasladó hasta el centro (sobre la calle Uruguay). Varias firmas llegadas de Montevideo rompieron con el hábito del horario cortado y sus locales continúan abiertos más allá del mediodía. Al principio fue sólo uno, pero ahora son más de diez. Los trabajadores locales ven preocupados que este cambio se generalice y se haga norma. Principalmente por dos razones: cortar los hábitos ya consolidados (almorzar en casa, aprontar a los gurises, la siesta) y que la medida la estén imponiendo los comercios de Montevideo. Sí, la rivalidad todavía vive.

Raquel es una empleada de un local de venta de telas del centro y asegura que las empresas de Montevideo trabajan hasta los feriados no laborables, y que algunos patrones salteños a veces piensan en imitarlos. “No sé si le pagan más a esa gente, acá lo sindical no es muy fuerte como para protestar”, comenta. El escenario más complejo se presentó hace más de un mes cuando se instaló la tienda Divino. “No sólo abren los sábados de tarde, sino que ahora también los domingos hacen horario de corrido”, continúa la vendedora.

La controversia sobre si suspender o no la siesta llegó a tal punto que el Centro Comercial e Industrial de Salto (Ccis), institución que nuclea a la mayoría de los locales del centro de la ciudad, tomó la preocupación e inició una serie de consultas con los comerciantes sobre estos cambios. Según Álvaro Frioni, vicepresidente de su comisión directiva, “para que el centro comercial de la ciudad vuelva a ser productivo es necesario modificar los aspectos culturales de los salteños, es casi una medida de sobrevivencia”. La realidad parece ir por otro lado: datos parciales de la encuesta realizada por el Ccis indican que el 70 por ciento de los comerciantes consultados están en contra de modificar el horario habitual de trabajo. La discusión está sobre la mesa: aceptar las reglas que propone el “progreso” o conservar los hábitos tradicionales de la sociedad salteña.

  1. Se desconoce el autor del diccionario de regionalismos salteños. Se puede consultar en su formato digital aquí: http://perobienpoquito.blogspot.com.uy/. El parecido con otros diccionarios regionales refuerza la idea del parentesco del litoral argentino con el uruguayo. Se puede ver el diccionario de modismos entrearrianos aquí: http://www.taringa.net/posts/humor/3302401/Entender-a-los-entrerrianos-Modismos.html.

Artículos relacionados