En 1970 Cuba se había propuesto producir 10 millones de toneladas de azúcar. En aquel tiempo, cuando la mayoría de las fuerzas del país estaban dirigidas a alcanzar la titánica cifra –a la que nunca se pudo llegar–, se hizo recurrente una consigna: “¡De que van, van; los 10 millones van!”. Esa frase, que aún hoy permanece como el recuerdo de un capítulo épico y controversial, sirvió para nombrar a la que durante cuatro décadas y media ha sido la orquesta cubana por excelencia: Los Van Van.
Creada por Juan Formell, la agrupación irrumpió en el panorama sonoro de aquellos años con una propuesta que revolucionó la concepción que hasta entonces mantenían las orquestas típicas. Transitar por algunas de éstas, específicamente la de Elio Revé, llevó a Formell a idear una propuesta que mezclaba el son cubano con células rítmicas nacionales y géneros foráneos, como el jazz, el rock y el samba. El formato de charanga fue mantenido, mas los instrumentos adquirieron nuevos giros y combinaciones, y fueron sumados otros, como la percusión y, posteriormente, los trombones. El resultado de esa experimentación fue el songo, un ritmo potente y singular, acogido muy pronto en el ámbito bailable. Desde su surgimiento Los Van Van instauraron un tono único dentro de la música y su popularidad no hizo más que tomar un camino ascendente. Con las primeras grabaciones llegaron temas antológicos, entre ellos “Guararey de Pastora”, “Hasta la semana que viene” y “Chirrín chirrán”. Su discografía fue sumando éxito tras éxito, convertidos con el trascurrir del tiempo en verdaderos clásicos. Podrían mencionarse canciones como “El baile del buey cansao”, “Por encima del nivel”, “La Habana no aguanta más” y “La titimanía”, por sólo citar unas pocas.
En los noventa, ya curtidos y consagrados, produjeron títulos imprescindibles, como los discos Azúcar (1993), ¡Ay, Dios, ampárame! (1995) y Te pone la cabeza mala (1997). En 1999 editaron Llegó Van Van (Van Van is here), con el cual ganaron un premio Grammy. Durante todo este tiempo la orquesta ha sido una de las más conocidas de la música cubana y ha recibido aplausos en escenarios de Asia, Europa y América. Pero es en su tierra donde se muestran con toda su fuerza. Allí, cada vez que se presentan llenan plazas con miles de bailadores. De ahí que Silvio Rodríguez sentenciara en una ocasión: “Si el Reino Unido tiene a The Beatles, Cuba tiene a Los Van Van”.
Se ha afirmado que esta orquesta ha mantenido incólume su popularidad a través de las décadas debido a la originalidad de sus letras y a una constante renovación y asimilación de sonoridades, siempre con la base de su esencia songuera. Sus canciones han reflejado la realidad cubana con las más genuinas expresiones de identidad. Especie de crónicas de fenómenos y sujetos en donde lo cotidiano se muestra con humor, picardía y un ingenioso lunfardo. Unido a ello, el trabajo en los arreglos y orquestaciones ha hecho de Los Van Van un referente y una escuela. Valga decir que por sus filas transitaron músicos excepcionales que luego crearon sus propios conjuntos, como César “Pupi” Pedroso, José Luis Cortés, “el Tosco”, Pedrito Calvo, Mayito Rivera, entre otros. La muerte de Juan Formell en 2014 significó una pérdida notable para la cultura de la isla caribeña, pues no sólo fue el director de lo que con justeza ha sido reconocido como “el tren de la música cubana”, sino también un excelente compositor. Piezas suyas interpretadas por voces como las de Elena Burke y Omara Portuondo se inscribieron entre lo mejor de la canción latinoamericana.
Su ausencia, sin embargo, no ha detenido el avance de estos “Rolling Stones de la salsa”, quienes ya publicaron un nuevo disco, La fantasía, con el cual homenajean a su fundador. La orquesta realizará una serie de presentaciones en Chile, Argentina y Uruguay para celebrar sus 45 años. En Montevideo estarán en el Auditorio Nacional del Sodre el próximo 5 de mayo.