El MACA es un museo particular. Es difícil llegar –lo cual es una pena en términos de accesibilidad–, pero lo cierto es que la aventura merece la pena. La distribución de los espacios exteriores e interiores es tan elegante como inteligente y supone que para llegar a cada lugar en el que se desarrollan actividades haya que pasar por algunos otros, cada uno más atractivo y peculiar que el anterior. Es que el monumental trabajo en escultura de Pablo Atchugarry, junto al de muchos otros escultores cuyas piezas pueden verse desde distintos puntos dibujadas en el paisaje, genera una intensa experiencia en profundidad, en la que la mirada se multiplica para apreciar una peculiar combinación plástica entre naturaleza y producción humana.
Enmarcada en esa singular belleza sucedió la primera ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate