El peso de la liviandad - Semanario Brecha

El peso de la liviandad

Florencia Lanzaro.

Florencia Lanzaro.

Pongámoslo así: Florencia Lanzaro canta lindo. Afina bien, tiene un timbre de voz bonito, demuestra mucho buen gusto en lo que hace, se defiende muy bien en la guitarra de acompañamiento y escribe melodías agradables.

Su disco debut es amable y dulce por donde se lo mire. Tal vez demasiado amable y demasiado dulce. Pero esa no es la principal salvedad, sino el hecho de que no exhibe un rumbo claro acerca de por dónde quiere hacer música. En realidad hace varias cosas sin profundizar en ninguna.

Pensándolo bien, tal vez esa diversidad estilística que va de la balada propia en español a las versiones de clásicos anglosajones en un razonable inglés sea su estilo. Ella, notoriamente, quiere hacer eso: ir de allá para acá, probar por aquí y por allí, y divertirse y cantar lo que le viene en gana. De pronto esa libertad opera a favor de su disco y no en contra.

Florencia Lanzaro anda en sus veintipico largos y tiene una interesante formación, habiendo estudiado piano, guitarra, armónica y canto. Fue cantante de rock, blues y jazz y vocalista invitada con gente como La Triple Nelson, Pablo Traberzo Trío, Jorge Nocetti y Roy Berocay. Ha cantado en lugares como la Sala Zitarrosa, Café Brasilero, Espacio Guambia, El Tartamudo, entre muchos otros de nuestro medio, y se ha presentado también en China y Estados Unidos. Para este trabajo se ha rodeado de buenos músicos, entre los cuales están los percusionistas Pablo Meneses y Santiago “Coby” Acosta, el pianista Gonzalo Gravina y los guitarristas Carlos Gómez y Eduardo Vila.

Este disco debut es, precisamente, un típico disco debut de una artista no formada del todo, que experimenta en esto y en aquello.

Hay seis temas propios con músicas suyas y textos de letristas varios, de los cuales tres están escritos en español y tres en inglés, y tres versiones de gloriosas canciones anglosajonas, de esas que ya tienen su lugar en la historia y pueden ser rotuladas como “clásicos”.

En los temas propios, “El río va”, con su atmósfera de bossa nova, es muy agradable; “Searching”, que también tiene atmósfera de bossa nova, aunque en inglés, también causa buen efecto y cuenta con una estupenda guitarra solista a cargo del excelente Carlos Gómez; lo mismo sucede con “He is”, donde nuevamente Gómez se luce en las seis cuerdas.

El tema de las versiones no es algo menor en este disco.

La elección de los temas es impecable: un energético clásico del Elvis Presley de la primera hora, “All Shook Up”, de Otis Blackwell y el propio Presley, una hermosísima canción pop de Hugo y Osvaldo Fattoruso incluida en La conferencia secreta del Toto’s bar, de Los Shakers, “Always You”, y nada menos que uno de los mayores clásicos del american songbook, es decir, del pop tradicional estadounidense, “The Way You Look Tonight”, de Jerome Kern y Dorothy Fields, tema emblemático de monstruos sagrados como Frank Sinatra o Tony Bennett.

A esa compartible elección en cuanto a temas a versionar hay que agregarle una salvedad básica: la interpretación. La voz dulce de toda dulzura de Florencia, con su limitado caudal y su vibrato algo inseguro, parece perdida en medio del vértigo y la fuerza de “All Shook Up” y especialmente en “The Way You Look Tonight”, donde hace una versión de adolescente candor, muy lejos de la enorme balada urbana adultísima y cargada de sensualidad que ese bellísimo tema es en esencia.

Como un primer intento, el disco funciona bien, pese a su eclecticismo estilístico. Muestra a una artista que tiene su talento, que exhibe atendibles condiciones y muy buen gusto, pero que debe madurar mucho aún y encontrar un rumbo más concreto para su música. O seguir divirtiéndose cantando lo que le viene en gana, como ha hecho en este disco. Una segunda opción tan atendible como la primera, en definitiva.

 

Florencia Lanzaro. 2016.

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