El pibe de la moto - Brecha digital
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El pibe de la moto

Cada vez más carnicerías, casas de repuestos, ferreterías, fábricas de pasta, farmacias, panaderías, empresas que venden por Internet, heladerías, pizzerías y hasta restaurantes finos han extendido sus mesas y mostradores hasta la casa de sus clientes utilizando los servicios de los delivery. Los peligros y la mala fama de un oficio que avanza y que registra niveles de informalidad más altos que la media de Uruguay.

Moto. Dibujo: Eduardo Cardozo.

Por comodidad, por necesidad, porque facilita la vida en diversos aspectos, porque es práctico, o por lo que sea, lo cierto es que cada vez se hace más difícil pensar la “modernidad” sin la presencia de los delivery. Son el factor motorizado del mercado de consumo. Son los que materializan la ilusión de que el mundo puede estar a tus pies –¡ya!– simplemente llamando por teléfono o invirtiendo algunos touchs en el smartphone y activando la app correcta que ponga sobre la mesa del líving la pizza que elegiste en la pantalla o el jean que compraste en Miami por catálogo. Son la pieza clave, la frontera donde termina la virtualidad del deseo y empieza el disfrute de lo comprado, y sin embargo son el eslabón más débil de la cadena. Porque son los que le ponen el cuerpo al riesgo diario de andar...

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