“En realidad, en este momento, leer algo no me nace, me nacería, no sé, abrazar, decir cosas que serían absurdas y desacomodadas pero que me saldrían del alma”. Esas fueron las primeras palabras de Ida Vitale, al mismo tiempo temblorosas y firmes, indistintamente humildes y soberbias, pronunciadas desde la cátedra de la Universidad de Alcalá de Henares el pasado martes 23 de abril con motivo de la ceremonia de distinción por el premio Cervantes 2018.
Leer algo, seguir la formalidad fría y descontextualizada de reproducir fonéticamente algo que se produjo días atrás, cuando la garganta y los ojos no estaban asidos por el llanto y la euforia, no le nace a nadie en circunstancias tan emotivas. Pero las reglas son las reglas, y los protocolos enmarcados por los capiteles dorados de las columna...
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