Nacida de la teología de la liberación y tras haber evolucionado hacia formas pastorales atravesadas por la lucha antipatriarcal, la religiosidad que propone esta activista y académica brasileña desemboca en la defensa de los territorios, en articulación con las luchas campesinas e indígenas. Uno de sus objetivos es, según explicó a Brecha durante las recientes Jornadas de Debate Feminista, disputar desde la religión las subjetividades de las mujeres pobres, para enfrentar así a los poderes políticos y religiosos que garantizan los intereses del capital.
—¿Cuál es
la dimensión real de lo que supone hoy ser activista
en Brasil?
—Con el golpe de 2016 se abrió un
nuevo momento, pero esto pasa en Brasil cada 30 años; esa es nuestra historia
republicana. Es muy grave lo que pasa. Siempre, cuand...
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