“Procrastinar” - Semanario Brecha

“Procrastinar”

El discurso de aceptación del Oscar que pronunció Leonardo Di Caprio tiene un dejo de intelectual sabidillo, de discurso hecho a pedido para la ocasión. Una pena. Podría haber sido un discurso de verdad, sentido, donde la referencia a los indios y los pobres no fuera sólo maquillaje ni guión.

Gracias Di. O, mejor, Leo. Gracias a ti, o a los traductores, vaya uno a saber, volví a agarrar el diccionario, ese tomo grueso y pesado que hacía años no tocaba porque, claro, es más fácil teclear “wiki”. Y ta.

Lo cierto es que en el discurso –bien preparado– de aceptación del Oscar pronunciaste la palabra fatídica que pocos utilizan y menos conocen: “Necesitamos trabajar juntos y dejar de procrastinar”.

Uf, hasta cuesta pronunciarlo, se traba la lengua en el paladar. O viceversa.

Pero fuiste más lejos, Di. O Leo. “Necesitamos apoyar a los líderes de todo el mundo que no hablan en nombre de las grandes corporaciones contaminantes, sino de toda la humanidad, de los pueblos indígenas, de los miles de millones de personas desfavorecidas que serán las más afectadas por todo esto, de los niños y de toda esa gente cuyas voces han sido ahogadas por la política de la codicia.”

El que lo escribió debe tener un doctorado (¿licenciatura?) en sensibilidad y artes de la emoción. ¿A quién se le ocurre, después de recorrer los 154 metros de roja alfombra, ante tantos millones de dólares en joyas y vestidos de los más encumbrados modistos, mentar a los indios, los niños y los pobres? ¡Vaya sensibilidad, Leo! Vaya capacidad para hacerle saltar (casi) las lágrimas a luminarias reunidas para aplaudirte.

Casi con certeza, algún viejo sesentista debe estar pensando que fue todo un montaje destinado a mostrar, parafraseando la última serie argentina de la tevé, que “los ricos también tienen sentimientos”. Que son capaces de sentir el dolor ajeno en carne propia, como el Che (bueno, este debe ser quitado del libreto por terrorista).

Pero el detalle del “procrastinar” (síndrome de evasión de la responsabilidad, dice el diccionario) tiene un dejo de intelectual sabidillo, de discurso hecho a pedido para la ocasión. Una pena. Podría haber sido un discurso de verdad, sentido, donde la referencia a los indios y los pobres no fuera sólo maquillaje ni guión. Y, a propósito, ¿qué estará sucediendo en el mundo para que los ricos hablen mal de los ricos?

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