Cuando David Lynch finalmente terminó Eraserhead, su primer largometraje, la influyente revista Variety tituló su reseña: «Deprimente ejercicio gore del American Film Institute. Perspectivas comerciales: nulas». Lo que no pudo ver la revista fue que la ópera prima de Lynch era la cabeza borradora de un cine que tenía que cambiar y que lo estaba haciendo a impulso de los llamados Movie Brats, un conjunto de directores que había tomado el concepto de auteur de la nouvelle vague francesa y lo había adaptado a su idea de cuál era la dirección que tenía que tomar el cine estadounidense. El término lo había inventado la crítica cinematográfica Pauline Kael para referirse a directores como Steven Spielberg, Martin Scorsese, George Lucas, Brian de Palma y Francis Ford Coppola, que fueron los punta...
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