Rebelión en las gradas - Semanario Brecha

Rebelión en las gradas

 

En tierras escocesas, durante un partido de fútbol de clasificación para la Liga de Campeones, se enfrentaban el Celtic de Escocia y el israelí Hapoel Beer Sheva. Lo que seguramente pocos esperaban era que en la tribuna del Celtic se desplegaran un centenar de banderas de Palestina, como señal de “bienvenida” al equipo de Israel.

Los hinchas habían anunciado previamente en su página de Facebook la idea de adherir a la causa del pueblo palestino, “debido al sistema de leyes y prácticas de apartheid –incluidas las religiosas–, la colonización con base étnica, la ocupación militar y la segregación de lo que queda de la tierra palestina, y más de 90 leyes que discriminan a los palestinos indígenas que representan el 20 por ciento de la población actual de Israel”.

El partido terminó con el triunfo cinco a dos del Celtic, pero la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (Uefa) tomó medidas disciplinarias contra el equipo por haber violado una norma que prohíbe que en los partidos se difundan mensajes de naturaleza ideológica y política. No es la primera vez que la Uefa sanciona al Celtic: hace dos años los hinchas también habían agitado banderas palestinas durante un partido contra el KR Reykjavik, de Islandia.

La Brigada Verde (como se denomina a los fans del Celtic) se compone en su mayoría de católicos irlandeses, y su simpatía por el pueblo de Palestina es ya conocida, ya que para muchos de ellos se trata de una causa similar a la de los irlandeses bajo la ocupación británica en Irlanda del Norte. Para la segunda vuelta del partido, que esta vez tenía lugar el pasado martes, la policía israelí incautó todas las banderas palestinas en la entrada del Turner Stadium, al sur de Israel. “Las fuerzas de policía vigilarán que este partido sea un evento profesional y no uno político”, había declarado a Afp un portavoz de la policía israelí.

Los mensajes “políticos” también estuvieron presentes en Rio, aunque el Comité Olímpico Internacional los prohíbe expresamente. Durante el partido entre Irán y Egipto, en el Maracanazinho, una chica desplegó por primera vez en la tribuna una gran pancarta en la que se leía “Dejen entrar a las mujeres iraníes a sus estadios”. La activista iraní Dariah Safai prometió llevar su proclama a todos los partidos de la selección masculina de vóleibol de su país, y aunque el personal de seguridad intentó llevársela, y hasta trataron de persuadirla señalándole la presencia militar, ella les hizo frente y se negó a acompañarlos, por lo que tuvieron que acabar desistiendo. En todas las ocasiones Safai procuró manifestarse con su mensaje en sitios bien visibles, donde las cámaras pudieran captarla en todo momento, de modo que fuera imposible llevársela por la fuerza sin causar un revuelo mediático.

En Irán, la prohibición de entrar a los eventos deportivos que rige para las mujeres sigue vigente, aunque en el último Open Mundial de vóley-playa sí hubo un lugar reservado para ellas, pero desde una cafetería con vistas a la pista central… Uno de los casos más sonados de la represión en este sentido tuvo lugar en junio de 2014, cuando Ghoncheh Gavani, graduada en leyes en la Universidad de Londres, fue arrestada por asistir a un partido de vóleibol. Fue acusada de “propaganda contra el Estado” y pasó cinco meses en prisión, incluido un período de 41 días de confinamiento solitario, sólo interrumpido cuando inició una huelga de hambre.

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