Afortunadamente el tema no surge a menudo ya que cuando sucede hay que invertir mucho tiempo en explicaciones. El tema es King Kong. El mono gigante que se enamora de la rubia (esto es lo primero que suelen decir, entre signos de interrogación, aquellos a quienes luego hay que explicarles largamente qué es exactamente lo que nos gusta, porqué, y sobre todo cómo es posible que nos guste).
Pero hay que valorar la perfección de esa pregunta incrédula. Para empezar porque es una pregunta retórica: todos saben quién es King Kong. Preguntar es declararse anonadado, aprovechando la ocasión para reducir la película a la principal anécdota y transformarla en ridiculizante bola arrojadiza.
Y sin embargo se podrían escribir miles de páginas sobre una película frecuentemente despreciada, pero de una ...
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