Lo que está sucediendo en Angola actualmente tiene no pocos puntos de contacto con lo que pasa en Zimbabue: un dirigente todopoderoso entronizado en el poder hace 38 años, protagonista de las luchas anticolonialistas y que ejerció el gobierno apoyándose en un clan –político y familiar–, está abandonando la escena política en el marco de una transición dentro de los límites del “sistema”. En Harare la transición se está dando a partir del desplazamiento del antiguo hombre fuerte Robert Mugabe, un movimiento iniciado por un golpe de Estado incruento, seguido de una corta prisión domiciliaria del líder y culminado con su renuncia–; en Angola, el presidente José Eduardo dos Santos ya había pasado la posta a un fiel entre los fieles que no resultó serlo tanto, João Lourenço, que ganó las elecci...
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