—¿Cómo llegaste a la biblioterapia?
—En 1979, estudiando bibiotecología, en una revista estadounidense de la disciplina encontré un artículo ilustrado con la foto de un hombre junto a un carro tisanero de hospital lleno de libros. Me impactó, la guardé en el subconsciente, comencé a buscar información y me enteré de que hospitales en Estados Unidos y otros países usaban la lectura para aliviar el dolor psíquico de algunos pacientes. En 2006, ya recibida de psicóloga, el director del Portal Amarillo, el doctor Juan Triaca, me ofreció venir a trabajar con adicciones y le respondí que lo único que sabía hacer bien era lo que hacía desde la infancia, leer. “Vení a leer”, replicó él, y ese año comenzó una experiencia que llevaría a la inauguración de la biblioteca Mario Benedetti, en 2012.
—¿Qu...
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