—El afiche y el programa del ciclo invitan a la evolución de un arte. ¿Qué alcance dan a la palabra “evolución”?
—La globalización impone esfuerzos de “aggiornamento” de la danza folclórica que contribuyan, entre otras cosas, a erradicar ese preconcepto tan extendido de que folclore es el pericón que se bailaba en la escuela y poco más. Estos cinco grupos que vio, más los ocho que restan en la programación, trabajan para un folclore que atraiga sin perder esencia.
—¿Cuál sería su esencia?
—Su vínculo con la historia uruguaya y latinoamericana. Por eso un grupo bailó un tema de Calle 13 y otro bailó con Mercedes Sosa y René Pérez cantando juntos.
—Sólo uno de los cinco grupos apeló, casi al pasar, al folclore uruguayo.
—Hace décadas que vivimos bajo la influencia del folclore argentino, que tanto en su cancionero como en sus danzas no cesa de recrearse y producir. Con ritmos atractivos y recambio generacional de compositores, a lo que cabe añadir que muchos grupos de danza folclórica uruguayos mantienen fluidos vínculos con pares argentinos.
—En la medida en que este encuentro apunta a romper el aislamiento social de la danza folclórica, ¿no hubiese sido oportuno incluir, en su jornada inaugural, al menos un grupo dedicado en exclusiva al folclore uruguayo?
—No existe esa exclusividad, porque la danza folclórica es un arte sin fronteras y porque carecemos, hace años, de músicos que compongan folclore para bailar. Y como dice el dicho, vamos por partes. Con este encuentro apuntamos, primero, a poner en valor y visibilidad a grupos de danza folclórica que en todo el país están sosteniendo de su bolsillo, y su constancia, este arte. Uno de ellos, ya lo verá, sí trabaja mayormente con folclore uruguayo.
—¿Y qué autores?
—Numa Moraes, Washington Benavides.
—A tranco y barranco nuestra canción de raíz folclórica fue reinventándose; la danza homónima, en cambio, parece condenada a la fosilización.
—Existe un profundo desconocimiento de nuestras danzas tradicionales y de su riqueza cultural, en muchos ámbitos institucionales, educativos y artísticos que deberían ser los primeros en aprehenderlas y difundirlas. Tampoco abundan políticas públicas que las potencien. En Argentina el folclore teórico y práctico integra los currículos escolares desde los primeros años, y aquí las maestras ignoran que los pañuelos celestes y blancos de la coreografía del pericón nacional deben ordenarse de determinada manera para que simbolicen el pabellón patrio. Dicho esto, es bueno admitir que no todas son pálidas, la División Folclore de la Escuela Nacional de Danzas aumentó sus recursos formativos e incrementó su proceso de apertura desde que pasó a la órbita del Sodre y de la gestión del director general de sus escuelas artísticas, Martín Inthamoussú. Fueron cambios que fortalecieron nuestro bagaje técnico y formativo, y estimularon a la escuela a salir del aislamiento que le conocí en años anteriores; entré en 1985 en esta institución en la que aún soy docente. También los gobiernos departamentales y algunos organismos públicos están más abiertos a la danza folclórica, mientras que la Intendencia de Montevideo ha calificado su apoyo a esta oferta artística de la Criolla del Prado.
—¿Cómo lo hizo?
—Este año los grupos de danza folclórica tradicional que deseen presentarse en la Criolla del Prado audicionarán a través de un registro audiovisual del espectáculo que proponen, cuya banda sonora deberá consagrarse, en un 70 por ciento, a folclore uruguayo. Y a los grupos que sean seleccionados la Intendencia les pagará honorarios artísticos.
—¿En qué puede apreciarse la riqueza cultural de nuestras danzas tradicionales?
—Debo repetirme, en el peso de su historia. Punto de partida de su evolución, su influencia, sus variantes, su aventura. Este elemento es tan importante que ni el haber alcanzado, como alcanzamos hoy, un tercer nivel de proyección de la danza folclórica, compensa o disculpa la ausencia de anclaje histórico. Y esto también distingue a la danza folclórica de otros géneros, lo que proyecta es una tradición, no una mera coreografía.
—Ningún género de la danza necesitó tres niveles de proyección, que insinúan un cuarto, para airear su paso. ¿Por qué la folclórica sí?
—Porque ninguno depende tanto de la historia, con perdón por la reiteración real.
- Folclore en movimiento, 4, 11 y 18 de febrero de 2017 en la sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional Adela Reta, a partir de la hora 20.30. El 4 actuaron los grupos Ballet Folclórico Canelones, Ceferino Namuncurá, Estampas Criollas, La Forestal y Pieles (ballet folclórico contemporáneo). Mañana actúan Los Yaros, El Ombú, Recorriendo Caminos y Cuatro Rumbos, y el 18 lo harán Tierra Adentro, Danzamérica, Hermanos del Sol y el Ballet Folclórico Juvenil del Sodre, de flamante creación.