Mauricio “Coné” Vecino fue integrante de una importante banda de años atrás, Vinilo, con la que llegó a presentarse en escenarios de tanta relevancia como los recordados Pilsen Rock, además de en un sinnúmero de pubs en la capital y el Interior. Disuelta la banda, decidió encarar un nuevo grupo, siempre partiendo de la base del esquema más clásico del rock, es decir, guitarras, bajo y batería. Y así nació Amigos Inflables.
En el segundo semestre del año 2012 la nueva banda grabó su primer álbum para Bizarro Records, y cuatro años después llega Luminar, con el grupo integrado por Manuel Souto en batería, Andrés Miranda en bajo, Camilo Saralegui y Paul Higgs en guitarras y, por supuesto, Coné Vecino en voz y en la autoría de todas las canciones. Como invitado aparece Ignacio Vecino en coros, guitarras y percusión.
El disco fue grabado, según han declarado los miembros de Amigos Inflables, en “cuartos, dormitorios y lívings de distintas casas”, generando, según ellos, “naturalidad sonora única e irrepetible”, comentario que parece excesivo. No se trata, en rigor, de una novedad, ya que mediante las nuevas tecnologías al alcance de prácticamente todos, muchísimos discos han sido grabados artesanalmente en la propia casa de los músicos, como también es el caso de este disco.
El producto suena realmente bien y muestra mucho trabajo y profesionalismo. La banda exhibe una base rítmica muy compacta y buenas guitarras que siempre están al servicio de apoyar el arreglo de las canciones, sin caer en esa exhibición de virtuosismo hueco que tantas veces contamina a los discos de rock.
Coné Vecino canta muy bien, pero, hay que decirlo, muestra una clarísima influencia de Fito Páez en la forma de colocar la voz y frasear las letras. En realidad suena más al Fito roquero de Ciudad de pobres corazones que al decididamente pop del exitosísimo El amor después del amor. Pero que Fito está por ahí, está.
Coné exhibe un interesante talento como compositor de melodías recordables, con mucho gancho, uno de los puntos fuertes de este disco realmente entretenido y de buen aporte dentro del ámbito superpoblado del rock uruguayo.
Como suele ocurrir en este género en nuestro medio, el aspecto más débil va por el lado de las letras, escritas casi todas en primera persona y sin resultar particularmente memorables. Vecino debería trabajar más en este aspecto esencial, porque tiene un interesante talento como melodista, generando canciones que merecen mejores textos. Escribir “en difícil”, en forma intrincada, no quiere decir escribir bien.
De todas formas el disco es muy interesante y se escucha de punta a punta con fluidez. Hay algunas muy buenas canciones, como la excelente “Luminar”, que abre el disco, de gran melodía; “El mural”, también con una melodía muy recordable; “Prendo esto y voy”, de compleja estructura, y las transparentes baladas “Pulso sencillo” y “Óvalo”.
Sin dudas Amigos Inflables está haciendo un buen camino dentro del rock local, y este disco cuidadosamente arreglado y grabado así lo demuestra. Quedamos en espera de sus nuevos trabajos, a la luz de este antecedente más que interesante.
Amigos Inflables. Luminar. Bizarro, 2016.