En un balneario no identificado,1 en el hogar de los abuelos de Lucía (Julieta Lucena), esta juega al backgammon en el living con su novio (Sebastián Martinelli). Sus abuelos no forman parte de la acción dramática, pero aportan el lugar donde transcurre la escena. Tampoco hay muchas almas rondando en el vecindario. El juego se torna rutina como modo de compensar unas interminables noches abúlicas. Ambos participan, por motivos políticos, de una muerte social autoproclamada y sobrellevan juntos el hastío que conlleva. Mientras intenta retirar las fichas del tablero antes que su contrincante, Lucía explicita sus estrategias, siempre encaminadas a la victoria. Si confiamos ingenuamente en la simultaneidad de palabras y de acciones, sus comentarios no parecen referirse más que a la partida. Pe...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate