La aplicación Quartz, para mujeres, quizá en apariencia no diste demasiado de las utilizadas normalmente para citas: allí pueden verse, como si se tratara del catálogo de una tienda, las múltiples ofertas. En este caso no hay fotos; los individuos son presentados y clasificados según sus características específicas: raza, origen étnico, color de ojos, color de pelo, tonalidad de la piel, altura, peso, educación, ocupación, religión y nacionalidad. Pero en realidad, este Tinder no tiene como función facilitar la formación de parejas, sino proporcionarles a las usuarias el donante de esperma de su gusto, para poder inseminarse artificialmente de acuerdo a sus exigencias.
El banco de esperma de Londres es el más grande del Reino Unido, y cuenta con más de 10 mil muestras, lo que les ha permitido ofrecer un servicio “personalizado” de acuerdo a los requerimientos específicos de las futuras madres. La aplicación móvil permite que la mujer filtre los potenciales donantes de esperma hasta llegar a ese donante anónimo (son diferenciados por un número) que más se acerca a sus exigencias; de la misma manera, ofrece la posibilidad de crear una “lista de deseos” donde la usuaria establece el perfil ideal de un padre para su hijo. Así, será alertada cuando surja un donante con las características que ella busca. Cuando el donante es finalmente encontrado, la usuaria debe abonar la suma de 950 libras (aproximadamente 1.200 dólares), y la muestra de semen es enviada al especialista encargado de tratarla.
Por supuesto, las voces críticas no han tardado en surgir, se señala especialmente cómo una aplicación de este tipo puede incentivar cierta tendencia social hacia la eugenesia, es decir, hacia la búsqueda de un “perfeccionamiento” humano en función de determinadas características genéticas. “Si vivís en Londres, no dudes en ordenar ese bebé superestrella de fútbol de ojos azules que siempre quisiste”, ironizaba el periodista Shepard Price desde la publicación What’s Trending.
El hecho de que se prefieran hombres blancos, de buena preparación física, con estudios avanzados o que se desempeñen en trabajos específicos, supone una selección de atributos premeditada y especialmente frívola, en la que se desestima el encanto de lo singular, el azar de la biología y la importancia de la formación del individuo durante la infancia y la adolescencia de acuerdo al universo social, económico y cultural en el cual está inserto.
Pero según la ley, los procedimientos del banco de esperma de Londres son perfectamente válidos. Los donantes son controlados por la Sociedad Británica de Andrología, por la Sociedad Británica de Fertilidad y por la Autoridad de Fertilización y Embriología, las que aseguran que no tengan infecciones o enfermedades genéticas y que su esperma sea perfectamente sano.
Los avances de la ciencia en la genética ponen en debate la intromisión del ser humano en asuntos que hasta ahora estaban fuera de su alcance. Pero la intención de elaborar hijos “de diseño” apenas parece estar comenzando. Un bebé nacido en México en abril de este año fue el primero en contar con material genético de tres progenitores: su madre, su padre, y una porción proporcionada por una donante sana, que carece de la enfermedad hereditaria (síndrome de Leigh) de la madre. Al óvulo donado se le quitó el núcleo, y éste fue remplazado por el de la madre, quien ya había dado a luz dos hijos que nacieron enfermos y fallecieron debido al síndrome. El nacimiento tuvo lugar en México porque los padres debieron trasladarse, ya que este tipo de procedimientos están prohibidos en Estados Unidos.