Por Isabel Pérez desde Gaza
Finaliza otra guerra y de nuevo una madre, Om Ali, llora la pérdida de sus hijos. Perdió uno durante la segunda Intifada y otro durante la primera guerra en Gaza en 2008. En esta tercera guerra ha perdido a dos, Ahmed, de 11 años y Walla, de 15. La historia de la muerte de Ahmed tiene un agónico y largo desenlace.
“Estábamos refugiados en una escuela y un día nos dijeron que de nuevo había un cese el fuego, así que mis hijos Ahmed y Walla me preguntaron si podían ir a casa a recoger ropa. Yo les dije que no, que no fueran porque el cese el fuego no parecía muy seguro”, explica Om Ali. El decimonoveno día de la guerra se anunciaba el segundo alto el fuego que entraba en vigor a partir de las 8 de la mañana. Muchas personas aprovecharon para ir a buscar a sus casas evacuadas o destrozadas algo más de ropa, mantas o utensilios para cocinar. Ahmed y su hermana Walla, al ver que la gente salía de sus refugios, desobedecieron a su madre. Salieron del colegio de la unrwa donde se refugiaban desde el primer día de la operación terrestre, al este de la ciudad de Deir al-Balah, y marcharon por el Valle de Salqa hasta su casa. “Al pasar las horas y ver que mis hijos no estaban en la escuela, envié a mi hijo mayor Mahmud a buscarlos” –dice la madre–. Pero cuando se dirigía hacia ahí se oyó una explosión y los vecinos le dijeron que el ejército israelí había bombardeado la zona. “Yo llegué corriendo pensando lo peor –relata Mahmud–. Cuando llegué a un quilómetro de casa vi cómo la gente huía de nuevo hacia el oeste de la línea verde y vi a mi hermana Walla hecha pedazos. No vi a mi hermano Ahmed por ninguna parte. Varias personas me dijeron que habían visto cómo después del ataque los soldados lo habían metido en un tanque.”
La familia al-Qayed se ve obligada a pasar cada día por el lugar donde los menores fueron asesinados. El padre sigue recogiendo trozos de ropa, pelo, cuero cabelludo y otros restos del cuerpo de su hija que salieron despedidos y quedaron colgados en los árboles. “Un día después del asesinato encontramos el brazo de Walla aquí. Mira, aquí está su sangre y estos restos pequeños son su carne”, cuenta el padre mientras los mete en una bolsa de plástico.
Durante los días de alto el fuego, las tropas israelíes se retiraban del terreno de la Franja aunque no de forma completa. Las condiciones eran claras: no disparar contra la población civil. Sin embargo, dejaron claro que abrirían fuego si estimaban que la situación así lo merecía. “Mis hijos sólo estaban trayendo ropa de casa –denuncia la madre–. Habían llegado a casa, recogido ropa y ya volvían a la escuela donde estábamos. Y entonces, por el camino, un dron israelí les bombardeó. Los soldados vieron a los niños perfectamente, estaban en los tanques, escondidos entre los árboles y la maleza. Los habían visto y sabían que eran niños. A pesar de eso los bombardearon con un dron. Walla quedó hecha pedazos y Ahmed herido, según nos dijeron varios testigos.”
Mahmud volvió a la escuela con la noticia del secuestro de Ahmed. Rápidamente, los padres se pusieron en contacto con las autoridades de Gaza, organizaciones de derechos humanos y la Cruz Roja Internacional. “La gente de la Cruz Roja nos dijo que los israelíes les habían informado que Ahmed estaba fuera de la Franja, en el hospital Ofer, pero no hay ningún hospital que se llame así – explica Om Ali–. Después me llamaron y me dijeron que no estaba en Ofer sino en Beersheva, en Israel.”
Trece días después, la Cruz Roja informó a la madre que en breve hablaría con su hijo por teléfono. “Esperé tres horas. Al final, la Cruz Roja me llamó desde Jerusalén trasmitiéndome el mensaje de la ocupación israelí: Ahmed ha sido entregado al hospital Shifa en la ciudad de Gaza.”
Los padres de Ahmed fueron lo antes posible al hospital Shifa. “Encontramos a mi hijo en el depósito de cadáveres. Muerto. Tenía heridas en la cabeza y el costado”, dice Om Ali con lágrimas en los ojos, pero sin perder la compostura. “¿Dónde está todo el mundo que habla sobre los derechos de los niños? ¿Dónde está Estados Unidos que habla en Ginebra sobre los derechos de los niños? Si mis hijos hubieran sido israelíes, ¿qué habría hecho el mundo? Cuando un solo niño israelí es herido, no quiero decir disparado, ¿el mundo permanece callado?”
El ministro de Justicia del Gobierno de Unidad Nacional palestino y el fiscal general de Gaza han presentado oficialmente el caso de Ahmed a la Corte Penal Internacional a través del abogado francés Gilles Dévers, conocido por haber elevado una demanda junto a un grupo de abogados contra los crímenes de guerra cometidos por Israel en Gaza durante la guerra de 2008-09. Diversos grupos de derechos humanos trabajan ahora sin descanso sobre el terreno para documentar y registrar casos que, como el de Ahmed, supongan una clara violación de las leyes y los convenios internacionales. Durante los 50 días que duró esta guerra, más de 560 menores palestinos murieron en bombardeos israelíes y más de 3.000 resultaron heridos. “Yo quiero decir algo a todos los pueblos del mundo y a Netaniahu –declara Om Ali–. Nuestros niños sufren durante el bloqueo, durante las guerras… Si matan cada día a niños, cada día nacerán mil.” Según estadísticas del Ministerio de Sanidad de Gaza, a pesar de la guerra las mujeres palestinas han logrado dar a luz a alrededor de 4.000 niños.
[notice]Hamas fortalecido
Íñigo Sáenz de Ugarte desde Jerusalén
Una encuesta realizada en Gaza y Cisjordania revela hasta qué punto Hamas ha salido fortalecido del ataque israelí contra Gaza, a pesar del alto coste en vidas humanas, o quizá precisamente por eso. No es una conclusión que deba sorprender, porque esa reacción se produjo en años anteriores después de otras invasiones israelíes; pero esta vez los números son aun más claros.
Uno de los políticos que sale directamente favorecido es Ismaíl Haniye, primer ministro de Gaza, muy por encima en apoyo popular respecto del presidente de la Autoridad Palestina, Majmud Abas. Sin embargo, los palestinos se muestran favorables a la formación de un gobierno de unidad que incluya a Hamas y Fatah.
El 79 por ciento cree que Hamas fue el triunfador de esta última guerra. Sólo el 3 por ciento afirma que fue Israel quien venció, mientras que el 17 piensa que ambos bandos salieron perdiendo. Un 79 por ciento hace responsable a Israel de las hostilidades, y un 5 a Hamas.
Los bombardeos, que han ocasionado más de 2.100 muertes, la mayoría civiles, no han doblegado el espíritu de resistencia, según este sondeo. Un 86 por ciento apoya el lanzamiento de cohetes desde Gaza contra Israel si no se levanta el bloqueo.
Además los palestinos rechazan algunos de los argumentos utilizados por el gobierno y el ejército israelíes. Afirman, en un 60 por ciento, que las milicias de Hamas no dispararon cohetes desde zonas habitadas por civiles (un 30 por ciento dice que sí lo hizo). Hay una división clara sobre si esto está justificado (un 49 por ciento) o no lo está (un 46 por ciento). Es mayor el porcentaje de gazatíes que piensan esto último (59 por ciento) que en Cisjordania.
Un 57 por ciento se opone al desarme de las milicias palestinas de Gaza, una condición exigida por Israel. Es una consecuencia directa del ataque israelí, porque en una encuesta realizada en junio por la misma organización ese porcentaje era sólo de 33.
No todas las respuestas de la encuesta coinciden con las ideas de Hamas. Un 54 por ciento apoya la posición de Majmud Abas, que exige a Hamas que un gobierno de reconciliación formado por los dos movimientos acepte los acuerdos firmados en años anteriores por la Autoridad Palestina e Israel.
El examen de la actuación de los políticos palestinos durante la guerra arroja una clara victoria para los islamistas. Un 88 por ciento valora positivamente la conducta de Hamas. Sólo un 36 por ciento hace lo mismo con el gobierno de la Autoridad Palestina. Curiosamente, Abas recibe una mejor nota en Gaza que en Cisjordania. El presidente de la anp paga así el enfoque más pragmático con que siempre ha encarado sus relaciones con Israel y la falta de resultados concretos que ofrecer a su opinión pública.
El gobierno de “reconciliación” que preside el rector universitario Rami Hamdala, sin presencia de Hamas, no recibe mala nota, pero son más los que prefieren un auténtico gobierno de unidad nacional en el que estén presenten los dirigentes de los principales partidos. La mayoría quiere que el gobierno de Hamdala se ocupe de controlar las fronteras de Gaza con Egipto e Israel, probablemente porque eso haría más factible el fin del bloqueo, y de pagar a los funcionarios en Gaza, quizá porque tiene más opciones de obtener financiación internacional con la que costear la factura.
El sondeo da excelentes números a Ismaíl Haniye: si se celebraran ahora elecciones presidenciales, obtendría el 61 por ciento de los votos (Abas el 31 por ciento). Incluso su porcentaje sería mayor en Cisjordania que en Gaza. Parece claro que para la mayoría de los palestinos, Haniye, de 51 años, encarna mucho más el espíritu de resistencia frente a Israel que Abas, de 79, uno de los últimos representantes de la vieja guardia de la olp. Como es habitual en muchos de estos sondeos, la encuesta también enfrenta a Haniye con Maruán Barguti, dirigente de Fatah encarcelado en Israel desde 2002. Es la primera vez en ocho años que Haniye (49 por ciento) aparece por delante de Barguti (45).
Más de veinte años de negociaciones de paz fracasadas han radicalizado a los palestinos, que ven cada vez menos opciones para que las conversaciones con Israel concluyan en un acuerdo político. Después de una catástrofe como la sufrida, no hay que sorprenderse demasiado de esta conclusión.
La opinión pública está dividida con respecto a la solución de los dos estados, aunque en el sondeo anterior los partidarios superaban a los detractores por unos pocos puntos. En cualquier caso, un 62 por ciento no cree que sea ya factible a causa de la expansión de los asentamientos israelíes. Sólo un 24 por ciento está a favor de la existencia de un solo Estado que reúna a israelíes y palestinos.
Para conseguir el objetivo de la independencia, una mayoría del 53 por ciento está de acuerdo con la lucha armada, un 22 con las negociaciones diplomáticas y un 20 con la resistencia no violenta. Quizá por eso un 54 por ciento apoya el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes en la zona de Hebrón, que Netaniahu utilizó para justificar la operación de castigo contra Gaza. Ese apoyo es mayor en Gaza, y se queda en un 42 por ciento en Cisjordania.
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