Más que al grupo de los llamados thrillers, aquellas historias en las que nunca faltan un par de escenas que, de manera inesperada, buscan asustar o estremecer al espectador, el presente título se inscribe con mayor comodidad en la categoría de las de misterio. El misterio en cuestión resulta el que procura disipar Libby, la protagonista (Charlize Theron, también coproductora de la película), agobiada por el recuerdo del asesinato de su madre y sus dos hermanas ocurrido más de veinte años atrás, al parecer a manos del hermano a quien ella, entonces una niña, acusó. Las dudas acerca de aquella afirmación que culminó con la prisión del implicado acosan ahora a Libby al extremo de empujarla a investigar lo sucedido con los medios que tiene a mano, es decir, emprendiendo una especie de viaje al pasado que la lleva a entrevistar a todos los que, de alguna manera, tuvieron alguna relación con los hechos.
Tomando como punto de partida una novela de Gillian Flynn –autora de Perdida, llevada a la pantalla por David Fincher–, el francés Gilles Paquet-Brenner decide seguir los pasos de la mencionada Libby a lo largo de un desarrollo que trae aparejado varios flashbacks que revelan cómo la ahora más madura protagonista analiza acontecimientos que en otra época interpretó de un modo lineal y que siente debe revisar. Como mérito del realizador a tener muy en cuenta es el tono sombrío que elige para un relato pleno de oscuridades –y ambigüedades– que Libby procura disipar. Una luz plena apenas se filtra en buena parte de las secuencias que el fotógrafo Barry Ackroyd registra con los refinamientos del color y la pantalla ancha, secuencias que armonizan sin dificultad con el proceso vivido por un personaje que regresa a un pasado que nunca terminó de entender. Puede que algunos espectadores se sientan tentados de afirmar que Paquet-Brenner desgrana un relato que abunda demasiado en complicaciones, ya que las complicaciones, esperadas o no, surgen a medida que la acción sigue su curso, pero cabe reconocer que tales obstáculos no sólo impresionan como lógicos sino que además no quedan luego por el camino sin que la platea sepa qué pensar. Jugada a un registro de primeros planos de los personajes del presente o del pasado que vuelven casi innecesarios los despliegues de ambientación que otros productos referidos a dos épocas diferentes hubieran reclamado, la película se apoya en un competente elenco –por allí asoman Chloë Grace Moretz, Christine Hendricks y el intenso Nicholas Hoult– en torno de una Charlize Theron que no muestra reparos en dejar de lado el glamour para hincarle el diente a una mujer empeñada en descubrir qué sucedió realmente con su familia.
Dark Places. Estados Unidos/Francia, 2014.
https://youtu.be/aUBn_aY1jeM