Con su trilogía de Guardianes de la galaxia (2014-2023) y su alucinada versión de El escuadrón suicida (2021), el director James Gunn se convirtió en una excepción dentro del cine de superhéroes: es posible considerarlo un autor. No solamente por la manera ultraconsciente en la que utiliza el lenguaje audiovisual para narrar; en su apuesta a la ingenuidad y la inocencia hay, sin dudas, convicciones políticas en torno a qué función debe cumplir el arte pop en la vida de las personas. Dicho de otro modo, Gunn elige un tipo de tratamiento de los superhéroes que deja afuera todo atisbo de solemnidad pero que, sin embargo, no renuncia a desplegar contenidos éticos desde ese esquema narrativo crítico por el que el cine estadounidense puede sentir un merecido orgullo: la comedia. A pesar de que s...
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