Gracias a Dios, a Miles Davis, a Manolo Guardia, al quijotesco sello Perro Andaluz y a un montón más, el jazz vive y lucha en Uruguay, al punto que cinco pibes con un promedio de edad de 25 años pueden sorprender y deleitar con un disco que es, a la vez, de neto cuño jazzístico pero que también hunde sus raíces en la obra de músicos uruguayos de hace muchas décadas.
El Jeremías di Pólito Quinteto surgió para la grabación de este disco, registrado por Gustavo de León en un solo y productivo día, el 23 de abril de 2014 en los Estudios Sondor. En lo que seguramente fue una agotadora pero gozadísima sesión de grabación, el grupo estuvo integrado por el guitarrista Jeremías di Pólito, el trompetista Juan Olivera, el saxofonista tenor Gonzalo Levin, el contrabajista Antonino Restuccia y el baterista Juan Ibarra.
Paralelamente a la grabación de este disco, el grupo se presentó en diversos escenarios, incluyendo el auténtico fenómeno de popularidad y convocatoria musical que es Jazz a la calle, que se realiza año a año en la ciudad de Mercedes, departamento de Soriano.
Se trata de un grupo inusual, que privilegia el trabajo de equipo por sobre el lucimiento individual, por más que los solos existen, porque están en el Adn del jazz. Pero esos momentos individuales, si bien plenos de virtuosismo, no están planteados con el espíritu circense de lucimiento que suele campear en muchísimos discos de jazz, de aquí y de donde sea.
En tal sentido, esta banda apuesta a un producto inteligente y sorprendentemente maduro, pleno de musicalidad.
Si bien los cinco integrantes son muy buenos músicos, tienen especial lucimiento la guitarra de Di Pólito y el saxo tenor de Levin.
El disco muestra mayoría de composiciones propias, básicamente de Di Pólito, aunque hay también un tema de Restuccia y dos deliciosos momentos de autoría de grandes jazzistas uruguayos, como el desaparecido gran pianista, compositor y arreglador Manolo Guardia y el trompetista Eduardo “Pestaña” Giovinazzo, integrantes de la legendaria generación del Hot Club y la Peña del Jazz en el Montevideo de fines de los cincuenta y principios de los sesenta.
Si bien hay momentos de jazz “químicamente puro”, abundan también exquisitos momentos de fusión entre ese género y el candombe, una modalidad en la cual Manolo Guardia con su conjunto fue pionero en nuestro país.
Reconforta que pibes tan jóvenes vuelvan a alzar esa vieja bandera para nada descolorida, dicho sea de paso.
Este es uno de esos discos que se escuchan con placer e interés de punta a punta, pero de todas formas destacamos el arranque pleno de ferocidad y muy bellas ideas arreglísticas del candombe “Encuentro”, donde sobre interesantes armonías, el saxo y la guitarra muestran enorme capacidad, la baladística y mágica “Togo”, la lectura llena de buen gusto y “relax” del clásico de Manolo Guardia “Chicalanga”, el ágil y hermoso candombe de Giovinazzo y De Olivera “Eppursimuove”, donde nuevamente el fantasma de Manolo y su conjunto se hace presente, y el precioso candombe “Sol de agosto” de Antonino Restuccia, pleno de lirismo e interpretado con grandes ideas y notable calidad instrumental.
Más allá de cualquier elucubración sobre la viabilidad comercial de este tipo de discos, lo maravilloso es que existan. Y en tal sentido la labor de estos músicos y el trabajo abnegado de Ángel Atienza y su sello Perro Andaluz es digno del mejor elogio.
Jeremías di Pólito Quinteto. Perro Andaluz, 2014.