El Congreso brasileño votó el lunes 10 en primera instancia congelar por 20 años el gasto público, una de las medidas clave del plan de ajuste fiscal ultraconservador que promueve el presidente Michel Temer. La victoria parlamentaria del nuevo oficialismo fue más contundente de lo que necesitaba: 366 diputados la apoyaron, mientras sólo 111 la rechazaron. Precisaba el apoyo de 308 (tres quintos de la cámara baja). Ahora la reforma deberá superar otras tres votaciones parlamentarias para ser efectiva –otra en Diputados y dos en el Senado–, que el gobierno piensa afrontar con éxito antes de fin de año. Si la reforma se adoptara, el gasto público social, sobre todo en salud y educación, tendrá como techo de aumento la inflación del año anterior. Otras reformas igualmente regresivas, en especial la jubilatoria, serán discutidas próximamente por el parlamento.
Esta semana el gobierno recibió apoyos del gran empresariado y del Fondo Monetario Internacional a sus planes de “recuperación económica”. El domingo centenas de empresas de todas las ramas de actividad pagaron una solicitada de cuatro páginas en los principales medios nacionales para defender los planes del Ejecutivo. “El techo a los gastos es un remedio indispensable”, proclamaba el texto. Los empresarios, y algunos de los principales ministros del gobierno de Temer, como el de Hacienda, Henrique Meirelles, acusaron a los críticos de la reforma de “defender intereses corporativos”. Entre los críticos figura la Fiscalía de la República, que alertó que la congelación del gasto público por 20 años “viola la separación de poderes” al “limitar, perjudicar, debilitar el desempeño del Poder Judicial” con relación “a las demandas de la sociedad, entre ellas el combate a la corrupción”.
“Estamos haciendo historia y queremos que en el último día de nuestro gobierno podamos decir: salvamos a Brasil”, dijo Temer el domingo, un día antes de la votación parlamentaria. El mismo día había recibido el espaldarazo del Fmi. “Estoy confiada en el foco y en la dirección de las reformas”, declaró la directora general del Fondo, la francesa Christine Lagarde, tras reunirse con Meirelles.