La frase del título pertenece a la precursora de los derechos de la infancia, Eglantyne Jebb, y encabeza el programa de una obra de teatro para niños¹ que encuentra, entre escombros de guerra, un afecto vivo. La codirige el actor y titiritero Gabriel Macció, fundador del Centro Uruguayo del Teatro y la Danza para la Infancia y la Juventud.
—¿Qué motivaciones tuvo el montaje de esta obra?
—Vienen de lejos, del año 2008, cuando fui seleccionado entre algunos creadores latinoamericanos para participar de un encuentro en Venezuela sobre temas tabú, o difíciles, en el teatro para niños. Duró diez días y participaron varios creadores de países nórdicos, que han avanzado mucho sobre estos temas que prefiero denominar difíciles, porque lo tabú no es homogéneo en el mundo. En cambio, sí lo son algu...
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