La 78.ª edición del Festival Internacional de Cine de Cannes se presentaba, a priori, con una selección oficial menos cualificada de lo acostumbrado en cuanto a firmas autorales incontestables. De las 22 películas en competición, en rigor solo podemos considerar grandes firmas a la del estadounidense Richard Linklater, a la de los Dardenne, los hermanos belgas, y al iraní Jafar Panahi. Luego está todo ese núcleo de películas procedentes de creadores perfectamente identificables –y a cuyas nuevas obras se las espera con gran paciencia–, que tantas veces sorprenden con obras muy por encima de lo que ofrecen las vacas sagradas. Ese fue el caso de la francesa Julia Ducournau, que le volteó la cabeza al festival cuando en 2021 se hizo con la primera Palma de Oro pospandémica; o de la británica ...
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