Esta semana se divulgó un reportaje en La Tercera de Chile que reconstruye con precisión y detalles el caso de un académico chileno asentado en México que ejerció el plagio de un modo consecuente y compulsivo durante casi veinte años y hasta junio, cuando descubierto y defenestrado, se ganó el nombre de “el plagiador serial”. El historiador Rodrigo Núñez empezó por plagiar su tesis de doctorado en 2004, lo que le permitió acceder a una plaza en la Universidad Michoacana y ascender a jefe de la División de Estudios de Posgrado. Como en otros casos de plagios académicos, el bochorno salpica a las revistas y a las instituciones que fallaron en sus sistemas de arbitraje y control. Hasta que el cántaro de Núñez fue tanto a la fuente (ajena) que alguien empezó a sospechar de la variedad de temas...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate