Nada más elocuente que un desenfoque. La foto de Tito Villalba muestra un cuerpo que, suponemos, contempla un horizonte que se nos presenta difuso. Al costado, lo único que se distingue con cierta claridad es una banqueta de piano. ¿A quién se le puede ocurrir que esta imagen deteriorada, restaurada para la ocasión, sea la ideal para la portada de un libro? Sabemos quién es esa figura borrosa solo por el título gigante: Mono. Aquello que la luz oculta son dos gigantes porteños: Enrique Villegas y el Teatro Colón.
La contratapa de Mono: buscando a Enrique Villegas avisa, pero, de todas maneras, traiciona cuando asevera que en este libro se presenta una «biografía posible» del artista. No es una traición condenable: el reciente título de Vademécum es la reconstrucción que el propio Villegas ...
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