Tal como indicaban los resultados de las elecciones primarias (Paso) y las encuestas de la última semana, el derechista Rodríguez Larreta se alzó con un cómodo triunfo, cosechando el 45 por ciento de los votos, 20 puntos por delante del ex ministro de Economía del kirchnerismo Lousteau. Pero esa fuerte diferencia no pudo evitar un balotage previsto para el 19 de julio, tal como lo señala la Constitución porteña: el ganador necesita más del 50 por ciento de votos válidos para consagrarse ganador en primera vuelta.
Detrás de ambos quedaron el kirchnerista Mariano Recalde, con el 22 por ciento de los votos, y los dos postulantes de lo que podría llamarse la izquierda: Luis Zamora y su partido Autodeterminación y Libertad, con el 4 por ciento, y Myriam Bregman, por la coalición trotskista Frente de Izquierda y los Trabajadores (Fit) con el 3 por ciento. Sorprendió Zamora, con sus propuestas cercanas al espíritu de las asambleas de 2001, que sin presupuesto ni campaña mediática costosa pudo duplicar los votos obtenidos en las primarias de mayo. La izquierda obtuvo así dos escaños en la Legislatura porteña, que se suman a las dos que ya tenían el Fit y el Movimiento Socialista de los Trabajadores.
El macrismo perdió la mayoría propia parlamentaria en la ciudad, al quedar con 27 legisladores. Tendrá que negociar con Eco, el partido de Lousteau, que alcanzó 14 bancas, y con el Frente para la Victoria, que tendrá 13 de las 60l que componen el colegiado.
La misma noche del domingo 5, con los resultados a la vista, se iniciaron las presiones para bajar a Lousteau de la segunda vuelta. El principal interesado, por supuesto, es Macri, a quien se le complica mantener su feudo. Lousteau es un sobreviviente: después de ganar las internas para legislador nacional en 2013 por la fuerza política Unen, debió sufrir el abandono del socialista Hermes Binner y la migración hacia el macrismo de su jefa Elisa Carrió y del líder de la Ucr, Ernesto Sanz, ambos precandidatos presidenciales en la interna del Pro junto a Macri. Ese corrimiento a la derecha dejó a Lousteau sin apoyos, pero también sin deudas. Ahora, tanto Carrió como Sanz le reclaman un “gesto” para no entorpecer sus respectivos acuerdos con Macri en la interna presidencial. Pero Lousteau advirtió que su compromiso es con sus votantes. Y enfila derecho hacia el 19 de julio como para darle un dolor de cabeza a Macri y su proyecto.