Si el derrotero de Donna Tartt (Missisipi, Estados Unidos, 1963) hubiera sido diseñado por un publicista, no hubiera salido más pulido que el que por vocación y ubicación le tocó en suerte. Con un rostro de blancura como de porcelana, ojos muy claros y un lacio cabello oscuro, tiene ese tipo de belleza que uno asocia con las antiguas damas del aristocrático sur, de donde procede. Amiga y colega de Bret Easton Ellis desde que cursaron juntos en el Bennigton College, cobró una importante suma antes de la publicación de su primera novela, algo bastante inusual en un escritor inédito. El secreto, una suerte de thriller gótico, se convirtió en casi instantáneo bestseller, confirmando el olfato de los que invirtieron en la escritora de 28 años. Luego, en el país del más nervioso apuro y competen...
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