Traición a la patria. Ese fue el delito imputado a los 222 presos políticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que fueron trasladados a Estados Unidos, donde obtuvieron la libertad a cambio de pasar a la condición de apátridas. Desde la liberación, los ex-presos denuncian haber sido recluidos en condiciones inhumanas: prácticamente sin acceso al agua, sin posibilidad de higienizarse, utilizando un pozo en el suelo como inodoro, encerrados en celdas en las que la luz entraba solo cuando el celador abría la reja para facilitar la escasa y casi putrefacta comida. El gobierno les quitó la nacionalidad y expropió los bienes de los ex-presos que llenaron las cárceles nicaragüenses desde 2018, cuando las manifestaciones sociales y las diferencias políticas con el presidente fueron co...
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