Israel y su plan de atacar el último refugio palestino en Gaza: Una catástrofe sin precedentes - Semanario Brecha
Israel y su plan de atacar el último refugio palestino en Gaza

Una catástrofe sin precedentes

Lo único que podemos hacer ahora es pedir, suplicar, clamar: no entren en Rafah. Una incursión israelí en Rafah será un ataque al campo de refugiados más grande del mundo. Arrastrará al Ejército israelí a cometer crímenes de guerra de una gravedad que ni siquiera él mismo ha alcanzado todavía. En estos momentos es imposible invadir Rafah sin cometer crímenes de guerra. Si las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) invaden Rafah, la ciudad se convertirá en un tanatorio.

En estos momentos, en Rafah hay alrededor de 1,4 millones de personas desplazadas que en algunos casos se refugian bajo bolsas de plástico convertidas en tiendas de campaña. El gobierno estadounidense, supuesto guardián de la ley y la conciencia israelíes, ha condicionado la invasión de Rafah a un plan israelí de evacuación de la ciudad. No existe ni puede existir tal plan, aunque Israel consiga idear algo. Es imposible transportar a 1 millón de personas totalmente desamparadas, algunas de las cuales ya han sido desplazadas dos o tres veces, de un lugar «seguro» a otro, lugares que siempre se convierten en campos de exterminio. Es imposible transportar a millones de personas como si fueran ganado. Ni siquiera el ganado se puede transportar con tanta crueldad.

Tampoco existe ningún lugar donde evacuar a estos millones de personas. En la devastada Franja de Gaza, no queda ningún lugar adonde ir. Si los refugiados de Rafah son trasladados a Al Mawasi, como propondrán las FDI en su plan humanitario, Al Mawasi se convertirá en el escenario de un desastre humanitario como no hemos visto en la Franja.

Los periodistas de Haaretz Yarden Michaeli y Avi Scharf informan de que se supone que toda la población de la Franja de Gaza, 2,3 millones de personas, debe evacuarse en un espacio de 16 quilómetros cuadrados, aproximadamente del tamaño del Aeropuerto Internacional Ben Gurión. Toda Gaza en el espacio del aeropuerto, imagínense.

Amira Hass ha calculado que con que 1 millón de personas vayan a Al Mawasi, la densidad de población allí será de 62.500 personas por quilómetro cuadrado. No hay nada en Al Mawasi: ni infraestructuras, ni agua, ni electricidad ni viviendas. Solo arena y más arena, para absorber la sangre, las aguas residuales y las epidemias. Pensar en esto no solo hiela la sangre, sino que también muestra el nivel de deshumanización al que ha llegado Israel en su planificación.

Se derramará sangre en Al Mawasi, como se ha derramado recientemente en Rafah, el penúltimo refugio seguro ofrecido por Israel. El servicio de seguridad israelí Shin Bet dará con algún oficial afiliado a Hamás al que habrá que eliminar lanzando una bomba de una tonelada sobre el nuevo campamento de tiendas. Veinte transeúntes, la mayoría niños, morirán. Los corresponsales militares nos contarán, con los ojos brillantes, el maravilloso trabajo que están haciendo las FDI para liquidar al alto mando de Hamás. La victoria total está cerca; una vez más, los israelíes estarán satisfechos.

Sin embargo, incluso a través de esta alimentación forzosa, la opinión pública israelí debe despertar, y con ella el gobierno de Biden. Esta emergencia es más grave que cualquier otra durante esta guerra. Los estadounidenses deben bloquear la invasión de Rafah con acciones, no con palabras. Solo ellos pueden detener a Israel.

El sector concienciado de la comunidad israelí busca fuentes de información que no sean las emisoras de aquí, que son «caramelitos para los soldados» y que se hacen llamar canales de noticias. Vean imágenes de Rafah en cualquier cadena extranjera –no verán nada en Israel– y comprenderán por qué no se puede evacuar. Imagínense Al Mawasi con los 2 millones de desplazados y comprenderán cómo proliferan los crímenes de guerra.

El sábado 10 de febrero se encontró el cadáver de Hind Hamada –o Rajab, en algunos medios de comunicación–, de 6 años. La niña se había hecho famosa en todo el mundo tras los momentos de terror que vivieron ella y su familia el 29 de enero frente a un tanque israelí –momentos que quedaron grabados en una llamada telefónica con la Media Luna Roja palestina, hasta que cesaron los gritos de terror de su tía–. Murieron los ocho miembros de la familia.

Hind fue hallada muerta en el coche quemado de su tía en una gasolinera de Jan Yunis. Estaba herida y cubierta por los siete cadáveres de sus familiares, murió desangrada antes de poder salir del vehículo. Hind y su familia habían respondido a la llamada «humanitaria» de Israel para evacuar. Quien quiera miles de Hind más, que invada Rafah, cuya población será evacuada a Al Mawasi.

(Publicado originalmente en Haaretz. Traducción de Paloma Farré para CTXT. Brecha reproduce por convenio.)

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